Miquel Àngel Lozano, pianista y nieto de Maria Forteza, ha interpretado la pieza 'Lisboa'. | Clara Ferrer

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Maria Forteza, pionera del cine en el Estado español, era, hasta hace poco tiempo una gran desconocida. Sin embargo, en mayo de 2020 su identidad salía a la luz a raíz de un «descubrimiento fortuito», en palabras de la vicepresidenta y consellera de Cultura Bel Busquets, con la aparición de una película titulada Mallorca en el seno de la Filmoteca Española. Con este hallazgo, la mallorquina se convertiría, presumiblemente, en la primera mujer en dirigir en España un filme sonoro. El Arxiu del So i de la Imatge, dirigido por Xisco Bonnín, está trabajando actualmente en la restauración de esta película.

Ahora, la cantante tiene en Ciutat, donde nació en 1913 y murió prematuramente en 1962, su merecida placa conmemorativa. El Ayuntamiento de Palma ha descubierto este martes por la mañana la insignia en los jardines de s'Hort del Rei una ubicación nada casual pues, como ha apuntado el teniente de alcalde de Cultura y Bienestar Social, Antoni Noguera, allí estaba antiguamente el Teatro Lírico, donde Forteza debutó como cantante. Por su parte, el teniente de alcalde de Justicia Social, Feminismo y LGTBI, Alberto Jarabo, ha señalado que este es un «reconocimiento a una luchadora de la cultura» y que Forteza es una de las muchas mujeres que «han permanecido en el olvido demasiado tiempo, tanto por las instituciones como por la sociedad».

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Momento en el que se ha descubierto la placa. Imagen: PILAR PELLICER

Después de descubrir la placa, Miquel Àngel Lozano, pianista y nieto de Maria Forteza, ha interpretado la pieza Lisboa, compuesta en recuerdo de su abuela y también de su madre, fallecida hace tres años. Lozano estaba acompañado por los músicos Soriana Ivaniv (violín), Joan Sebastià Mateu (percusión) y Jorge Solano (violonchelo). Lozano ha explicado que su abuela murió pronto y no la llegó a conocer, aunque «mi madre me contó muchas cosas sobre ella, por ejemplo, que era una mujer muy inteligente, bondadosa, sensible y, sobre todo, muy avanzada a su tiempo». Asimismo, cuenta que ha titulado la obra Lisboa porque allí tuvieron que exiliarse, pues «mis abuelos eran muy liberales, unas ideas que no casaban con esos tiempos de posguerra». Allí vivieron «diez años muy felices» y volvieron a casa.