Pocos momentos literarios han dado tanto de sí como el famoso inicio del monólogo de Hamlet de ‘ser o no ser'. Ríos de tinta se han escrito, pero también ha traspasado las fronteras de las páginas de los libros para dar el salto al cine con la conocida cinta de Ernst Lubitsch, estrenada en 1942. Esta, una de las grandes comedias del siglo XX, llega a Palma en formato teatral y vodevil de la mano de nada menos que Juan Echanove, el actor ganador de un Goya por Madregilda que protagoniza y dirige esta obra que llega al Auditòrium de Palma del 16 al 19 de marzo con un gran reparto y, sobre todo, mucha ironía.
¿Cómo está viviendo el unir la dirección y la actuación en esta obra?
—La verdad es que lo estoy conjugando muy bien. Llevams mucho tiempo haciendo la gira y ya me pareció fascinante dirigirla en su momento y ahora, sumando la parte actoral, está yendo bien.
¿Es más duro consigo mismo al ser también quien dirige?
—(risas), no, ya era bastante duro conmigo mismo de antes. Además, no es la primera vez que me dirijo, pero es una cosa que hay que saber llevar. También estoy rodeado de un equipo muy involucrado que trabaja mucho y muy bien, y esta idea la hemos aplicado muy bien. Es, por lo tanto, una obra de todos y es un concepto desarrollado entre mucha gente, Estoy muy orgulloso de ellos y de ella..
Una familia, al fin y al cabo, aunque suene a tópico.
—Bueno, más o menos. Esta es más profesional, pero no es una que haya que llevársela a casa. Si ya tenemos una real, no necesitamos a la del teatro.
En ‘Ser o no ser' se trata un tema como el auge del fascismo desde la comedia, ¿por qué parece que el humor funciona mejor cuanto más serio es el tema que trata?
—Porque de ahí viene todo. Lubitsch, al igual que cineastas como Chaplin o Wilder, hacían sus películas observando la vida real y de ahí sacaban una historia cómica y estrambótica, a veces esperpéntica, pero siempre con unsoporte real, y eso funciona..
El auge de la extrema derecha y la invasión de un país europeo, se oyen ecos de la actualidad.
—Lamentablemente tiene cierta actualidad y ya me gustaría que no fuera así. Nos planteamos hacer la adaptación y una semana antes de estrenar Putin invadió Ucrania y claro, hay connotaciones.
¿Se hacen guiños a esta situación o se queda al margen?
—No, para nada. ¿Para qué vamos a guiñar a la vida si ya ella nos guiña a nosotros? Sería un juego insoportable. En cualquier caso, la identificación que pueda haber es porque ocurren cosas que tienen que ver con tendencias ultraderechistas y racistas en todo el mundo, y decantan momentos muy graves.
Ha trabajado en todos los medios, desde el teatro al cine sin obviar la televisión y la música, ¿cuál le es más cómodo?
—Diría que no es tanto una cuestión de formatos, sino del proyecto que tengas delante de ti. Algunos son más interesantes que otros. A mí, me ha costado eh, pero afortunadamente me han venido las cosas trabajando en varios sitios a la vez, y esto requiere dedicar tu vida a ello. Haber trabajado tanto significa también que soy un poquito mayor, aunque soy más currante que mayor.
En ‘Madregilda' ganó el Goya por hacer de Franco, ¿qué supuso aquello para usted?
—Desde entonces hasta hoy me han ofrecido interpreta a Franco en varias ocasiones, pero sabía que no debía hacerlo porque era algo ya del pasado. Ya lo había hecho, así que a otra cosa. Además, se han hecho Francos muy bonitos a lo largo de los años.
Podrían reunirse todos los Francos del cine alguna vez, ¿cómo afrontó ese papel?
—No es mala idea (risas). El mío fue un trabajo desde el esperpento muy bien tratado por Francisco Regueiro y muy bien construido dentro de la película. Tuve mucho tiempo para prepararlo y había que tener mucho conocimiento sobre el personaje, así que leí todo lo que había para leer sobre él.
¿Le cogió cariño a su Franco?
—No, hombre, no. El cariño es para las personas, no para los personajes.
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.