El pianista Arcadi Volodos actúa este sábado en Cap Rocat.

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Todos los festivales quieren contar con su presencia, pero solo unos pocos lo consiguen. El pianista Arcadi Volodos protagonizará la segunda jornada del Cap Rocat Festival este sábado 5 de agosto. Las entradas están a la venta en la página web oficial del evento: www.festivalcaprocat.com.

No es su primera vez en Mallorca, pero, ¿conoce la Isla?
—Nunca he venido aquí como turista, pero he visitado la Isla con mi familia una vez después del recital que había tocado en el Auditòrium de Palma hace unos años. Era en invierno, en la temporada baja y hemos podido visitar las cuevas sin mucha gente. Era una experiencia mágica.

Contar con su presencia en un festival de música es todo un lujo. ¿Por qué aceptó la propuesta del Cap Rocat Festival?
—Ya he actuado en Mallorca hace unos años, creo antes de la pandemia, en el Torre de Canyamel con poco público en la sala. Me gustó mucho la experiencia de la cercanía del público. Esta vez espero vivir una experiencia similar.

Su concierto en Cap Rocat será en un lugar íntimo y cerca del público. ¿Es más fácil conectar?
—Para tocar la música callada de Mompou es ideal. Esta música no tiene el mismo impacto que en una gran sala. Espero poder conectar con el público a través de ella.

¿Prefiere tocar solo o con director y una orquesta?
—Desde hace varios años toco exclusivamente en los recitales con programas compuestos a mi gusto. No dependo de nadie, no tengo ningún limite y soy libre para expresarme.

¿Qué repertorio ha preparado para este recital?
—El programa conecta un monje oriental (Mompou), un católico (Liszt) y un místico (Skriabin), un ‘trio espiritualista'. Exige una concentración enorme por parte del oyente, una conexión transcendente hacia uno mismo. Espero conseguir esa sensación entre el público mallorquín.

La pandemia obligó a pararlo todo. ¿Cómo lo vivió usted?
—Para mí, la pausa durante la pandemia ha sido un momento muy especial y el más feliz de mi vida. A pesar del estrés que todos teníamos, podía por fin disfrutar de mi casa, de mi familia, de mi hija, que no iba al colegio y se quedaba con nosotros. Se durmió en mis brazos todas las noches. Ahora la vida de conciertos se ha reanudado y recuerdo aquel tiempo con mucha nostalgia.

¿Tiene algún compositor de cabecera?
—Mi compositor favorito es el que toco en ese momento. Tengo que estar enamorado de la música que interpreto, sino no funciona.

Vive en Madrid. ¿Qué le trajo a España?
—Estudié en la Escuela de Música Reina Sofía de Madrid. He vivido muchos años entre España y Francia, soy francés de nacionalidad y llevo más de treinta años en Europa. Ahora estoy residiendo en España porque mi hija ha nacido aquí.