«Esta es la exposición en la que más y mejor me he implicado de todas las que he hecho en esta galería y puede que incluso de toda mi vida», asegura Amelia García sobre su nueva muestra en la galería Dionís Bennàssar de Pollença, que desde hoy y hasta el próximo 7 de septiembre acoge Mujer, escultura y leyenda. Cuando el paisaje nos arropa. El acto de inauguración, sin embargo, será mañana a las 12.00 horas.
Como el propio título sugiere, la propuesta de García aúna feminismo, naturaleza y mitología a través de sus esculturas de bronce de cuerpos femeninos que se alzan imponentes y, avisa, siempre guardando un sentido de proporcionalidad.
Feminismo
«Estoy muy involucrada en los derechos de la mujer y lo manifiesto con la verticalidad», aunque no como algo agresivo y violento, sino con formas que transmiten armonía. «Conocemos la forma humana y sabemos cómo son sus proporciones y yo trabajo sobre ellas. Las piezas siempre son proporcionales, independientemente de que crezcan en vertical», insiste.
Una verticalidad que, lejos de evocar una simbología fálica, le sirve a la artista para reivindicar el feminismo. «La verticalidad para mí es reivindicación por los derechos de la mujer y ahí entra la búsqueda de la libertad, la defensa de la sororidad y el rechazo al patriarcado. Me gusta pensar en la lucha conjunta por la igualdad por los derechos de las mujeres, agarradas todas de la mano, como en red, abrazadas. En realidad, lo que quiero y pretendo es el empoderamiento», detalla.
«Hay gente que me pregunta desde cuándo soy feminista, pero la verdad es que siempre lo he sido, desde que era una enanita y vivía en casa. Es ahí donde creo que empieza todo», cuenta. «En mi caso, las que formaron mi carácter fueron mi madre y sobre todo mi abuela. Seguramente nuestra generación, los que vivimos los años 80 y todos esos cambios que se producían, fue la que ejerció de puente. De la opresión pasamos a lo más libertario: dejamos una historia para entrar en otra. Para mí fue algo muy natural y lo acabé plasmando en mi trabajo», justifica.
Por otra parte, García tiene muy presente la naturaleza en su obra. De hecho, afirma que «la reivindicación vertical está muy presente en la naturaleza». «Las formas crecen como los árboles. Pienso en las altísimas secuoyas o los chopos, que van cambiando según la estación y que cada día veo en mi casa o desde mi taller, en Valverdón, un pueblecito de Salamanca. He crecido viendo estos árboles, de suaves verdes en primavera, pero que se convierte en un color potente en verano y que, en otoño, empiezan a amarillear intensamente hasta quedarse sin hojas, con unos marrones grisáceos maravillosas», subraya.
Estas esculturas, pues, crecen como árboles, pero no son rígidas, sino que tienen «curvaturas y contracorvaturas, con una composición que remite casi a un juego». «De hecho, los troncos también presentan estas formas, pues al fin y al cabo es una lucha por sobrevivir mejorando, evolucionando, para conseguir lo que nos hemos propuesto», compara la creadora.
En cuanto al material y al color, apunta que «el bronce tiene un poder de cambio de reacción ante los ácidos muy fuerte y es el mismo ácido el que proporciona el color, lo activa. Añado color para potenciar las formas y los volúmenes».
Finalmente, las piezas de García tienen reminiscencias del arte primitivo. «Creo mucho en la evolución del arte a través de la historia, por eso me interesa especialmente la escultura primitiva griega y el mundo africano. De alguna manera el siglo XX ha enlazado con todo esto, por ejemplo Picasso o Constantin Brâncu», señala.
Mallorca
Sin embargo, Mallorca y sus paisajes también están muy presentes en la vida y, por lo tanto, también en la obra de García. «Mallorca tiene un gran atractivo por su color. Quizás tienes que conocerlo mucho y necesitar estar atenta a esos cambios, pero la luz y los contrastes del mar y la montaña, con playas verdes turquesas, pero también los azules casi negros de Formentor», subraya.
«Ni siquiera una misma playa está igual un día que otro. Y todo eso con la montaña imponente de fondo», agrega García, que fue profesora de Cerámica Artística en la Escola Superior de Disseny de Palma desde 1979 a 2012 –cuando se jubiló– y de la que además fue directora entre 1987 y 1990.
Además, también ha protagonizado numerosas exposiciones, como en la galería Maneu, en La Misericòrdia, en el Hotel Son vida y ha participado en muestras colectivas en Manacor, Felanitx, Sóller, Ses Salines, Binissalem, sa Pobla, Cala Millor, Inca, Marratxí, Capdepera, Porreres o Artà, entre muchas otras localidades.
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