El cineasta mallorquín Marcos Callejo posó para esta entrevista con este periódico. | Alejandro Sepúlveda -

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Mientras Anecoica continúa su marcha con quince selecciones en festivales, su cineasta Marcos Callejo ya tiene la mirada puesta en su próximo proyecto, el más ambicioso y personal hasta la fecha. Se trata de Nana, el que considera su primer largometraje serio, para el que cuenta ya con un protagonista, el actor Toni Gelabert, y que ha sido seleccionado, junto a Anecoica precisamente, en el Festival de Cine de Madrid para participar en septiembre en la parte de pitching, destinada a títulos en fase de desarrollo. A su vez, Nana también viajará en octubre al Festival de Sitges.

Este festival, que es calificador para los Goya, tendrá pues dos obras de Callejo. Anecoica, que continúa sumando selecciones, Y si su tono es oscuro, industrial y de ciencia ficción total, Nana es «lo opuesto», explica Callejo.

La historia que pretende contar Callejo en esta película tiene una fuerte raíz personal, pero no es autobiográfico, explica el realizador. «Está inspirada en lo que me pasó, pero no cuenta esa historia», matiza Callejo.

La cinta, que se ambienta en Mallorca, se centra en Martín, un joven pintor a quien da vida Gelabert y que lleva un tiempo con una crisis creativa. El artista mantiene una buena relación con su abuela, a quien llama Nana, decide hacer caso al consejo de su familiar y acude a unas clases en las que se produce un flechazo con otro joven, a pesar de que Martín tiene novia.

La relación que se forma con este joven «le devuelve la inspiración, el fuego interno, y puede volver a pintar», pero es también muy ambiguo y eso provoca «un lento descenso a los infiernos de manera silenciosa, incapaz de verbalizar, muy sutil».

Emotivo

Sin querer avanzar nada, Callejo sí comenta que Nana tendrá el «final más emotivo» de las cosas que he hecho, explica mientras detalla que efectivamente «necesito hacer esta película para cerrar mis propias heridas», ya que Nana tiene «un significado enorme para mí», llevando a las últimas consecuencias el hecho de que «el arte sana y cura».

A lo largo del proceso de escritura y reescritura, Callejo cuenta que «ha evolucionado mucho», con cinco versiones de guion y con el hecho de revivir situaciones que se dieron en el pasado entre él y la persona en cuestión de su propia experiencia.

Ahora, Callejo podrá presentar el trabajo a varios expertos y asesores, además de poder hablar de ello en ambientes específicos, para que entre en fase final de desarrollo y financiación en lugares como Madrid y Sitges, además de que ha sido seleccionado en el Centre Internacinoal de Desenvolupament Audiovisual de Pedraforca (CIDAP), un laboratorio de cine que reúne Francia, Catalunya Balears, algo que «me hace muchísima ilusión».

A pesar del componente claramente personal de Nana, Callejo, que ya cuenta con el compromiso de algunos otros actores para sacar adelante la película, explica que «todo el mundo se puede sentir identificado con la historia» y, al mismo tiempo, se muestra firmemente convencido de que «las emociones se tienen que compartir y con esta historia me he dado cuenta de que mucha gente ha pasado por algo parecido» y confiesa que «al resolver la historia en el papel me di cuenta de que había resuelto y dado las respuestas a mí mismo».

Nana, el proyecto más personal hasta la fecha de Marcos Callejo, entra así pues en la fase de desarrollo y financiación, pero con la mirada puesta en su materialización para la gran pantalla, algo que el director sabe que hará de una manera u otra, aunque no oculta «lo difícil que es hacer un largometraje en Balears», del mismo modo que manifiesta su deseo de rodarla aquí: «Está pensada para ser grabada aquí».