El octogenario japonés Tatsuya Fuji -que ha trabajado con directores como Akira Kurosawa o Nagisa Oshima-, por su brillante representación de un anciano que sufre demencia, y el argentino Marcelo Subiotto, que forma tandem con Leonardo Sbaraglia en «Puan», una comedia filosófica y comprometida con un mensaje de defensa de la educación pública. Y para la mejor interpretación de reparto, el tercer hombre: Hovik Keuchkerian. El español, de origen libanés y armenio, interpreta en «Un amor» de Isabel Coixet al vecino tosco y cincuentón con el que la treintañera Laia Costa mantiene una aventura. Camborda, que comienza «O corno» con diez minutos de dolores de parto, apuesta por la mirada femenina para trasladar al espectador a un mundo rural de finales de la dictadura donde las mujeres aún pueden ser detenidas si abortan, o ayudan a abortar. Es la matrona María (a la que interpreta en su primer papel de actriz la bailarina de danza contemporánea Janet Novás), el símbolo de la lucha y la sororidad bien entendida.
Otra mujer, Isabella Eklöf, ha conseguido otro preciado galardón, el Especial del Jurado, para «Kalak», un drama sobre abusos infantiles basado en la novela autobiográfica de Kim Leine. La sueca, que rodó su película en 16 milímetros, ha conseguido también el reconocimiento a la dirección de Fotografía para Nadim Carlsen. Dos óperas primas realizadas por mujeres se llevan también premios importantes: las taiwanesas Peng Tzu-Hui y Wang Ping-Wen, mejor Dirección por «Un viaje en primavera», un poético retrato sobre el matrimonio y el duelo contado con pequeñas y sutiles pinceladas. Y la india Diwa Shah, con solo 28 años, el Nuevos Directores por «Bahadur the Brave», un drama social con inmigrantes nepalíes como protagonistas, y la pandemia como detonante.
Tres mujeres muy jóvenes y prometedoras. Una gala de idiomas, no sólo los tradicionales euskera, inglés y castellano, sino que la Concha de Oro se habló en gallego, los actores de «Io capitano» hablaron en un dialecto senegalés (con traducción simultánea), se oyó el taiwanés de la directora Ping-Wen Wang (a la que le dio un ataque de risa y luego se le saltaron las lágrimas) y el español de traductor por móvil de su compañera Tsu-Hui Peng. Pero los agradecimientos en japonés de Tatsuya Fuji, y su despedida, que hizo -rizando el rizo- en euskera para decir: «Eskerrik asko», o algo así. Y muchos «arigato» (gracias) que dio hasta al público que acudió a ver su película. Y guiño precioso de la gallega de adopción Jaione Camborda que también dio su «arigato» a su equipo.
El productor Eduardo Williams, ganador del Zabaltegi-Tabakalera por «El auge del humano 3», dedicó su premio a todos los directores, productores y actores argentinos que este año vinieron a San Sebastián por dar aquí la cara en contra de los desatinos que «fascistas y neoliberales» quieren imponer en Argentina. Igual hizo Martín Benchimol, ganador de Horizontes Latinos con «El castillo». «Hay gente que se cree que se puede comerciar con todo, con órganos, con la cultura.... Estamos a tiempo de revertirlo. Aguanta, Argentina».
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