«Quadrupèdia describe una posición física simple y aquí la rescato para construir un relato no solamente físico, en el espacio, sino también en el tiempo y la antropología», aclara Berlanga. «Me hace remontarme desde mi propia experiencia a antepasados, al origen primitivo, a los primates y a la prehistoria, para ver cuáles son realmente nuestras raíces», explica. «Desde esta posición reflexiono sobre la posición cuadrúpeda que adoptamos en la vida, pues su descripción tiene muchas implicaciones humanas. Es un diálogo que establezco con los antepasados en el que me interrogo por las resonancias que tienen en mí hoy, quería explorar la distancia entre ellos y yo, entre aquellas criaturas que desconocían lo que vendría después. Aúna la parte más animal y los niños», agrega.
Abusos
Justamente estos dos elementos son recurrentes a lo largo de todo el poemario, muy marcado por los abusos sexuales. «Siento la necesidad de explicar todo esto desde mi propia experiencia, pero sin asociarme directamente como víctima, en un discurso victimista o moralista, sino limitarme a exponer los momentos que he tenido que vivir y, de alguna manera, hacer de ello poesía, para sobrevivir».
Los abusos sexuales en la infancia y la pederastia no son asuntos muy tratados en poesía, algo en lo que el autor coincide. «La poesía es mi canal de expresión más amigo, así que tenía sentido que rescatara las historias desde este lenguaje puramente artístico, sin edulcorar. En la poesía encuentro mi aliado más cercano, desde donde me puedo expresar sin interferencias. Y el resultado estético me interesa; esa poesía de maltrato y de violencia. Todas las heridas tienen una traducción artística interesante y se puede ver como una reivindicación, con un valor artístico puro y limpio que habla justamente sobre la pederastia, el abuso o la violencia sexual».
Ficción
Por otra parte, el libro recoge otros «relatos de ficción» que funcionan como «cápsulas» que rezuman «magia o fantasía» por las identificaciones que hace el yo poético, que se identifica con diferentes criaturas, con la voluntad de «hacer transformismo con otras formas de vida». «Me gusta que no sea un poemario que se limite a ser una denuncia cruda, sino que también se sujete a otros pequeños relatos», justifica. Así, dentro de Quadrupèdia, conviven los episodios de violencia con estas «pequeñas cápsulas de ficción donde soy un animal o un robot». «Es como si me sintiera incómodo o desposeído con mi cuerpo y por eso me tengo que vampirizar en otros, saltando de alma en alma», razona.
Sobre si sintió o no pudor, Berlanga admite que internet lo puso más fácil a la hora de presentarse al certamen, ya que «me he sentido cómodo al poder dejar mi testimonio sin juicios de por medio». Después, roto el anonimato, celebra que se ha sentido «muy bien acogido» y apoyado, incluso por gente que no esperaba, de todas las edades».
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