Javier Bonet,Enrique Juncosa y Fernando Gómez de la Cuesta, ayer en la Fundació Miró | Pilar Pellicer

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La Fundació Pilar i Joan Miró abre sus puertas para la que está considerada como una de las más ambiciosas exposiciones sobre el trabajo de Joan Miró hasta la fecha y que se inaugura este jueves a las 19.00 horas. Comisariada por Enrique Juncosa, reputado experto y sobrino del genio catalán, la exhibición reúne bajo el título de Miró, 1983 un total de 140 piezas entre pintura, escultura, dibujos, grabados, libros ilustrados y cerámicas que ofrecen una imagen del último Miró, con algunos de sus últimos trabajos y varias obras empezadas y sin acabar que permite trazar la línea final de su evolución artística.

Javier Bonet, regidor de Cultura de Cort, acompañó a Juncosa en la Fundació en la mañana de este miércoles en un acto de presentación al que también acudió Fernando Gómez de la Cuesta, Coordinador d’Arts Visuals. Bonet destacó que la muestra «marca un punto de inflexión» en la Fundació con esta iniciativa que se suma al programa del Art Palma Brunch, atrayendo una vez más los espacios de la Miró a la primera gran cita expositiva del arte en Ciutat.

Se trata, como señaló Bonet, de «reivindicar con orgullo» la figura de Miró y hacer patente el apoyo que desde Cort brindan a la Fundació a lo que se «contribuye poderosamente desde esta exposición», valoró. Por su parte, Juncosa realizó una explicación previa de la muestra antes de realizar un recorrido por la muestra. Tal y como indicó el comisario, confesó que «era muy difícil hacer esta exposición» al tratarse en su mayoría de obras sin acabar, pero se ha logrado articular narrativamente las piezas elaborando un diálogo entre ellas, ya sean reuniendo en una misma pared un buen grueso de obras sin finalizar generando en ellas una unidad estilística obvia, o bien colocando obras finalizadas junto con otras no terminadas o que no se sabe exactamente si fueron acabadas por Miró, tendiendo puentes que permiten comparar los trabajos.

El conjunto de la muestra ocupa la práctica totalidad del Edificio Moneo y los jardines circundantes con una gran importancia en la colección de escultura, donde se ubica el Pájaro solar, completada con un montón de esculturas más pequeñas y una colección muy grande de grabados y algunas cerámicas. En estas últimas, de hecho, se cuenta con las que podrían ser las dos últimas que realizó Miró.

Toda la exposición se estructura desde tres ejes: piezas acabadas, que están marcadas con un círculo negro; las piezas no terminadas, marcadas con un círculo blanco; y, por último, las piezas que no se sabe si fueron o no terminadas, ya que hay algunas que si bien no estaban firmadas, podrían perfectamente estar en su fase definitiva y que están marcadas por un semicírculo negro.

También hay otro tipo de cuadros que pertenecen a la serie llamada Construcciones, en las que varios materiales como la madera, el papel de lija o los clavos mismos, son utilizados por Miró para crear y de ellos sobresale una pieza que casi da la bienvenida al visitante al llegar a la muestra que es Personajes y pájaros, una obra que permite ver la importancia que Miró daba no solo al tema, sino al lenguaje mismo.

Muy destacable son también los diferentes monotipos sin fecha que, tal y como destacó el propio Juncosa, «son difícilmente mironianos», ya que el estilo propio del catalán, al que tan acostumbrados estamos, parece ausente en esta serie de obras que pueblan una de las paredes más grandes de toda la exposición y se trata de obras poco conocidas que realizó Miró en Son Boter en los últimos años de su vida. Constituyen un ejemplo de la libertad artística de que gozaba hacia el final de su carrera Miró, probando cosas nuevas y alejadas del resto de su creación. También cuentan con cierto misterio ya que al no estar firmadas, se desconoce la orientación que el artista buscaba con estos trabajos.