El artista mallorquín Baaldo.

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Suele decirse que a medida que un artista avanza en su carrera tiende a madurar progresivamente. Parece un cliché, pero es que a veces el cliché lo es porque es real. Y Baaldo tiene la impresión de que en su segundo álbum de estudio, Emergencia Pop (Blau Produccions), el mantra se ha cumplido. A través de sus doce temas, el mallorquín pasa sus referentes musicales, esos artistas con los que ha crecido y convivido hasta la fecha, por un filtro pop con el objetivo no solo de pasarlo bien, con algunos temas que buscan explícitamente el ‘buenrrollismo’, pero también lanzar un grito de auxilio ante situaciones personales. Todo ello crea una fiesta musical con mucho de «montaña rusa de emociones» que presenta hoy, en la Sala Palmanova, a las 19.00 horas, junto a Turista Sueca y Domi Shameless.

El propio artista detalla a este diario que su nuevo disco es «un homenaje a toda la música que he escuchado desde pequeño», por lo que el resultado es ecléctico, con muchos géneros que van desde el rock hasta el dembow. Una mezcla que, vista en su conjunto, cobra sentido.

En cuanto a las temáticas, las dos palabras del título del proyecto lo resumen todo. Por un lado, emergencia porque «soy yo pidiendo auxilio durante los cuatro años que me ha costado hacer el álbum», tratando y lidiando con situaciones personales como el amor no correspondido, que lleva necesariamente al desamor, los «problemas al gestionar el estrés y la falta de autoestima», todo ello reflejado en el disco.

Por otro lado, la otra palabra, pop, porque también hay que «divertirse», y es que Baaldo se ha «atrevido» a hacer música solo con este fin, valorando «el pasarlo bien» ya que «ya tenemos bastante en nuestro día a día como para estar solo escuchando canciones tristes». En el fondo, lo que articula la docena de tracks y esta filosofía de «reír y llorar» en el mismo álbum es una forma de ver la vida que es la de experimentarla por «estímulos», ya que todo sube y baja constantemente, incluidos los estados de ánimo.

Por otro lado, también es una reivindicación de que los artistas LGTB pueden hablar de lo que sea y no necesariamente «ser activistas todo el rato»: «No tengo que estar todo el día hablando de la igualdad aunque crea en ella» porque por muy LGTB que sea, es también «un artista más» y disfruta tanto «de mi público LGTB como de un niño que me ve en una verbena cantando y se lo pasa genial». Algo que, por otro lado, también considera otro tipo de «activismo».