El cineasta mallorquín Toni Bestard en una imagen reciente. | Jaume Morey

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El cineasta Toni Bestard se halla ahora mismo como Tarzán transitando por la jungla. Si el personaje viaja de liana en liana, agarrando la siguiente antes de soltar la anterior, el mallorquín hace lo propio con los proyectos que se le han ido acumulando y le mantienen más que ocupado. El autor de Pullman y El perfecto desconocido se encuentra en las fases finales de la postproducción de Norats, serie producida por IB3 que dirige junto a Ferran Bex, y al mismo tiempo en el inicio del que será su largometraje más «arriesgado» hasta la fecha, Render, una cinta independiente con mucho de metacine y una muy idea original detrás de ella.

La serie, de la cual Bestard ha dirigido 2 episodios mientras que Bex se ha encargado de otros 2, cuenta la historia de Honorat y Jaume Trias, padre e hijo que, perseguidos por los falangistas que se ocultan en las montañas de la Serra tras el estallido de la Guerra Civil y se ven obligados a sobrevivir en la clandestinidad hasta lograr escapar de Mallorca.

Explica Bestard que para su parte específica de la serie se ha inspirado en el western al tratarse de «dos forajidos que escapan». No oculta Bestard que ese género es uno que ha mamado como casi toda su generación al haberse «criado viendo TVE con pelis del Oeste». Todo ello, de alguna forma, lo ha «plasmado en estos episodios» de una serie en la que también trabaja Pep Bonet en la fotografía y Joan Valent en la banda sonora, gracias a los cuales están saliendo «cosas muy chulas», juzga Bestard. Precisamente con Bonet ha firmado recientemente Bestard otro trabajo, videoclip de la banda isleña Cartesian Ghost para su tema Drama, presentado en CineCiutat.

Al margen de esto, también tiene Bestard entre manos el que es, según sus propias palabras, el «largometraje más personal». Se trata de Render, una historia sobre un montador que solo ha montado una única película en su vida, pero se trata de un filme de culto. Con los años, recibe el encargo de un director maldito de 80 años que le encarga el que será su último proyecto porque considera que él es la clave para que vaya bien el filme y, manos a la obra, el protagonista verá lo que él monta en la edición del título le ocurre a la pareja de que vive en el piso de enfrente.

«Es una idea que he maquinado durante un año», relata Bestard quien añade que «si bien siento que mi carrera en los cortos está cerrada en el sentido de que me reconozco en ellos, aunque pueda hacer más, no me ocurre lo mismo con mis largometrajes». Es por ello que en este proyecto pretende «sentirme tan libre como con esos cortos» y sin la presión que sentía en sus otros films de larga duración.

Libertad

Reconoce el isleño que esa misma presión podía ser «autoimpuesta», pero que por una razón u otra no sentía «el coraje o la libertad para hacer un proyecto en el que me sintiera yo mismo» y que no se sentía listo, pero ahora «me veo cómodo, relajado y autosuficiente para enfrentarme a algo más arriesgado».

En este sentido, desde lo personal, rozando lo experimental y bebiendo mucho del metacine tan característico en un cineasta cinéfilo como él que ve en esta película un «último homenaje al cine» como ya hiciera en The Foley Artist o Background, el largo de Render es «un proyecto arriesgado e ilusionante» para el que pretende lograr «financiación privada» y para el que ya cuenta con el apoyo deIB3 y el Institut d'Estudis Baleàrics. En cualquier caso, el objetivo final de Bestard es el de «controlar esa financiación» para poder ser «responsable absoluto tanto del éxito o el fracaso» de Render.