El disco póstumo será la edición de una grabación de una actuación en directo ocurrida en 2011 en una fiesta privada en la que Uris y Riestra (en la imagen) tocaron juntos.

TW
0

El vacío es la ausencia por excelencia y cuando es aplicado al sonido lo que nos queda es el silencio. El fallecimiento de Víctor Uris deja un silencio difícil de llenar, por no decir imposible. Quizá por ello, para ayudar a que el silencio no sea tal, el propio Uris hizo una especie de ‘encargo’ a sus allegados, entre los que se encuentra Miquel Àngel Sancho, propietario de Blau Produccions, para que editara un disco póstumo en el que recopila la que en opinión del propio Uris era la mejor de sus actuaciones, una en la que no falló ni una nota y todo estuvo afinado a la perfección.

El disco, que llevará por título Víctor Uris & Pedro Riestra, los nombres de los dos músicos que actuaron en la grabación, se compondrá de 16 temas y será masterizado por Mateu Picornell. El material original es una grabación casera, realizada con una tableta, durante una fiesta privada en el año 2011. La cosa es que Uris siempre se mostró muy orgulloso de su propia actuación, de lo bien que salió todo y del sonido que logró generar junto a Riestra en dicho momento.

Su deseo de editar esta grabación es de hace tiempo, pero tal y como comenta Sancho «se quedó en el aire» hasta que en las últimas semanas, quizá siendo consciente de lo inevitable, Uris se convocó a Sancho para hacerle entrega del material y encargarle la edición y publicación de este trabajo con los detalles y las especificaciones concretas que el músico quería como la relación de temas, los créditos, etcétera.

Sancho detalla que ellos no ganarán absolutamente nada con este trabajo y que todo se hace con el beneplácito no solo del propio Uris, sino de su esposa, Silvia Schnut, además de que es que Uris no quería dejar postergado. Por otra parte, Sancho, reconoce que es casi un mandato moral por la cercana relación que les unía, al tiempo que una «responsabilidad y un honor» porque es «un disco de ilusión» del cual Uris siempre se sintió feliz y orgulloso y del que además comentaba a todo aquel que quisiera escucharle con mil anécdotas sobre aquella actuación en la que «no había ni un fallo» en ninguna de las piezas tocadas.

Dicho de otra manera, tal y como lo describe Sancho, es su «legado, su testamento musical», porque ya tendrá otros más formales, sí, más legales por decirlo de alguna manera, pero este es el artístico, el mandato final, el último deseo de Víctor Uris para hacer más llevadero ese silencio que ha dejado tras de sí precisamente con aquello que más y mejor hizo en su vida: su música.