El tebeo, como señala Pérez Vernetti, «es una mezcla de tragedia, de humor, de mundos paralelos y de lo underground» y ofrece «una visión de Barcelona muy realista, pero a la vez onírica e inventada, con una galería de personajes muy particulares, como cantaores obesos o un cura exorcista».
Cultura popular
Este conjunto de elementos se dan a través de «diferentes registros gráficos», pues incluye, por ejemplo, «un poema gótico» y «un dietario a lápiz», y siempre bajo el paraguas de la «cultura popular». «Hay una historia dentro de otra y se brinda una visión muy original de Barcelona, porque estamos de cara al turista y aquí hemos dado una imagen al margen de toda comercialización y turistificación; aparece el pez de Gehry, el metro, las calles de Barcelona, pero desde un punto de vista diferente, con realismo sucio, ciencia ficción y mundos paralelos. En definitiva, una visión disparatada de la realidad», precisa la artista.
Y todo ello con referentes también variopintos: Pink Floyd, Paco de Lucía, el cuadro Lamentación sobre Cristo muerto de Montegna, la película El Exorcista o personajes nazis terroríficos, solo por citar unos cuantos. «Tanto Javier como yo reivindicamos la serie B y la combinación de la cultura popular y la alta cultura, es un pupurrí muy divertido, nos lo hemos pasado muy bien creando este libro y lo hemos hecho sin ninguna prisa», agrega.
Por su parte, Pérez Andújar destaca que el proyecto se sustenta sobre «el espíritu underground, contestatario y contracultural y la técnica de grabado» de la creadora, a quien ha otorgado «total libertad» a partir de «una estructura». «Me sentía como el guitarrista flamenco que está detrás de la cantante, que está a su servicio para que ella se luzca», asegura el guionista, quien reconoce que «siempre he leído tebeos y siempre he querido escribir, pero nunca me he atrevido; para mí era más fácil hacer novelas que tebeos».
Sobre El designio, admite que «parece una locura desordenada, pero en realidad hay mucho orden. Barcelona y este mundo es algo devocional para mí. Aquí he concitado todo lo que me gusta, pero no son mis fantasmas, sino más bien mi espíritu. No es algo gratuito, sino que he volcado todo mi ser. Por ejemplo, El exorcista me marcó mucho y eso me lleva a otros sitios. Me identifico con el padre Elías porque viene de un fondo mío cultural, aunque escribo para todos los personajes, sus palabras son mías. Con el texto, me siento responsable hasta de la última coma, no hay palabras para rellenar, todo tiene un sentido y está muy meditado», declara el escritor, que confiesa que «al ser mi primer guion de cómic he querido meter todo lo que quería, tocar todas las teclas del piano, desde la ciencia ficción y el esoterismo hasta el misticismo. ¡Y eso que todavía quedaron cosas fuera! Tuvimos que abreviar, porque si no, podríamos haber hecho un Guerra y paz».
«El cómic es una confusión constante. Al final de la historia, el protagonista ve los colmillos a los vampiros, pero nadie más es capaz de verlos. Son demonios que solo ve él. Entonces se da cuenta de que su designio es ver lo que los demás no pueden. Es un tebeo muy metafísico», concluye el autor.
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