El Barroquista, este jueves en Es Baluard Museu. | M. À. Cañellas

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El historiador Miguel Ángel Cajigal Vera, conocido como ‘El barroquista', presentó este jueves en el museo Es Baluard Museu su último libro, en el que aborda la importancia que tuvieron en su formación teóricas como Linda Nochlin y Carmen Espejel. «Intenté escribir este libro para aportar una visión amplia y que las mujeres creadoras tuvieran la posición que se merecen», señala el autor, que en su primera obra, Otra historia del arte, abordó el complejo mundo de la plástica.

Su segundo trabajo, Otra historia de la arquitectura, es una propuesta para repensar el papel de la mujer arquitecta y que conecta con la intencionalidad de su primera publicación, que es la de dar voz a lo oculto. «Se produce una paradoja; las facultades de Bellas Artes están repletas de mujeres, y los estudios de arquitectas, pero son invisibilizadas», explica Cajigal, cuya conferencia se enmarca dentro del ciclo Art en pantalla, coordinado por la responsable de programas públicos del museo, Pilar Rubí.
Cajigal reivindica el papel de las grandes arquitectas que quedaron ocultas tras los grandes referentes, todos hombres, de la arquitectura moderna: «Eileen Gray, Lilly Reich, Margarette Schütte-Lihotzky y Charlotte Perriand están ocultas por la obra de autores como Le Corbusier o Mies van der Rohe». El autor ahonda en la idea de genio creador para destacar la invisibilidad, por ejemplo, de la arquitecta Denise Scott Brown, pareja del también arquitecto y teórico del posmodernismo Robert Venturi. «A él le dieron el Pritzker por una obra compartida y firmada por los dos y a ella la obviaron. Cuesta entender que la arquitectura no es la obra de un genio solitario. Es una obra realizada por estudios en los que trabaja mucha gente», afirma.

También destaca el borrado físico de la arquitecta Patricia Ann Wainwright en una foto que apareció en una serie de la BBC, del 2014. «Fue un escándalo, ella había obtenido por su obra múltiples reconocimiento pero no dudaron en eliminarla de la imagen con Photoshop», señala el ensayista.

Respecto a la arquitectura turística de la Isla, el autor declara que Mallorca representa una encrucijada de caminos. «Todo en la Isla es una mezcla», a la vez que añade que lo vernáculo es propio de una arquitectura de Km0. «Es lo mismo que hacían los romanos hace dos mil años; la idea de villa era la misma, pero los materiales se adaptaban al lugar. Eso en la arquitectura doméstica. Los ambientes palaciegos se han construido siempre sobre una abundancia que no dialoga con lo local», narra.
Respecto a las necesidades de un turismo desarrollista, Cjigal destaca que «es interesante pensar que, pese a la presión de la hostelería, hubo ejemplos de cómo hacer bien las cosas. Pienso en Josep Ferragut», explica el autor, a la vez que critica la idea de la arquitectura como espectáculo. «La Torre Eiffel fue eso; llegó a ser un anuncio gigante, con letras enormes, de Citroën. Solo fue aceptada por las generaciones posteriores», sostiene.

Divulgación

Respecto a su interés por la divulgación, El Barroquista lo achaca a «la poca tradición divulgativa que hay en España. Cuando estudiaba, todos los superventas eran traducciones», explica el autor. «Soy técnico de educación en un museo y después de tratar directamente con el público, me di cuenta de que falta mucha comprensión de lo artístico para asumir todas las capas de información que ofrece una obra», añade Cajigal, a la vez que añade que «escribir un libro de divulgación es difícil; tienen que entenderte pero debe contener un contenido riguroso», señala.