Camil en un instante del documental. | 'Camil'

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«La idea del documental nace de querer hacer una pequeña escena de cómo un payaso de hospital se viste, pero el propio Camil lo ha convertido en algo más. Conocerle nos ha cambiado». La forma en la que hablan Alfonso Morillas y Marta Lladó de Camil, el payaso de Sonrisa Médica, organización que cumple 30 años este 2024, es tan cálida, cariñosa y agradecida como la labor misma del profesional. Una parte, necesariamente insuficiente, de su trabajo se podrá ver en el Atlàntida Film Fest dentro del Talent Balear de la mano de la cinta Camil.

Lladó y Morillas se han repartido funciones para esta producción a la par y han funcionado como un tándem: «Hemos sido una dupla total». El origen del proyecto nace como un ejercicio de clase del curso de cine del CEF, pero poco a poco la cosa fue creciendo debido al propio Camil porque «hay algo en él que ilumina a la gente, te toca la fibra». Morillas, de hecho, confiesa haberse vuelto «menos cínico» y haber «recuperado la esperanza», tal y como él lo expresa.

Alfonso Morillas junto a Marta Lladó en una imagen reciente.

«Nos hemos aproximado a él desde el respeto, sin invadir», señalan ambos, «desde la libertad de hacer algo pequeño» en cuanto a medios, pero muy grande en cuanto a historia y fuerza. Así pues, el objetivo del filme «es dar a conocer a la persona que hay detrás, alguien que sale de una habitación de la que quizá ha dicho adiós a un paciente y se va a otro lugar a animar a otros. Hay quien solo ve un payaso».

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Así pues, Camil permitirá también ver «cómo gestiona la rutina, cómo desconecta, verlo en su ambiente, su familia», al tiempo que aproximarse al día a día en las habitaciones del hospital, una realidad recogida «con permisos» y con suma delicadeza. «No nos encontramos ni una sola negativa, pero había momentos tan delicados que directamente no los grabamos», señala Morillas.

«Tienes que ser de una pasta especial», comenta Lladó, «tener una fortaleza interna» para sacar adelante la titánica labor de sacar sonrisas a quienes, en ocasiones, no pueden dejar la cama del hospital. La profesionalidad de Camil queda reflejada en la cinta: «No deja nada a la improvisación. Es muy meticuloso», destaca.

Tanto Morillas como Lladó reconocen lo positivo de que el Atlàntida y Filmin hayan acogido un documental que ahora está todavía en la fase de postproducción final, con la banda sonora a cargo de Bernat Amengual, Álvaro Vigara y Pablo Debaecker. Amengual destaca que «hemos jugado mucho con las atmósferas, los silencios y los sonidos del día a día de Camil» a lo que se une un «refuerzo de ambientación musical maravilloso que acompaña al espectador en ese camino emocional» que es el día a día del protagonista. Para ello, han trabajado con «armonías y melodías que recuerdan a lo infantil», como nanas y canciones infantiles, que dan la sensación de que Camil forma parte de la banda sonora.