Nathalie Bellón recibió el Premi Ciutat de Palma de Còmic 2022 por 'Lo Flamenco', que ahora publica Dolmen. | P. Pellicer

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Dolmen publica Lo flamenco, cómic con el que Nathalie Bellón recibió el Premi Ciutat de Palma 2022.

¿Por qué Lo Flamenco y no El Flamenco?
Por miedo, supongo. El Flamenco parece que tiene una personalidad de usted, de que hay que tratarlo de don. Mientras que a Lo Flamenco lo puedes tratar de tú. Me he sentido muy intrusa porque no canto, ni bailo y con todo esto me parecía una osadía meterme en algo tan complejo como El Flamenco. Lo Flamenco se me antojaba más accesible y como las ganas de contar sobre este arte eran más fuertes que la vergüenza: ahí que fui.

El flamenco es más que música y danza…
Como cualquier expresión artística, habrá quien diga que es una forma de vivir y así es. Cuando se formula en pregunta, la mayoría responde con un ‘para mí el flamenco es’ y es justo así, porque una cosa es la definición del diccionario y otra la sentida, que es personal y muy transferible. Para mí, el flamenco es una mezcla entre entrañas y flor de piel.

¿Cómo se lleva al noveno arte toda esta pasión por Lo Flamenco?
Con respeto, sobre todo, y más viniendo de una foránea como yo. Escuchando mucho, dejando que sean las palabras de especialistas las que hablen. Exponiendo, sin más pretensión, para que sea quien lee, quien interprete y escoja, también, la verdad que mejor le venga. Hay muchos ejemplos de músicas y artes que se han llevado al cómic. Es lógico que el flamenco, con su magnitud, transcendencia y carácter, quiera contarse también entre viñetas.

La obra tiene un carácter pedagógico y divulgador...
Claramente. Para mi ha supuesto un estudio largo y profundo. Por eso, además de la reflexión que plantea cada tema, cada capítulo acaba con un anexo con recomendaciones, así doy la posibilidad de seguir viajando. Algo así como un elige tu propia aventura.

El flamenco, Lo Flamenco, también es conciencia social…
En el flamenco, como expresión artística que es, la conciencia social responde más a la personalidad artística que lo interprete que al arte en sí. Es decir, el flamenco tiene un origen periférico, marginal, del pueblo… y, como producto, tiene también un carácter comercial. Elegir a qué se le quiere dar importancia es una decisión personal, no del medio. Si hablamos de este cómic, por haberlo contado yo, por ser quien soy, tiene un marcado perfil social. He querido así dar cabida a voces, raíces y géneros diversos.

¿Fuera de las fronteras andaluzas, se entiende todo lo que supone el flamenco?
Vivir en Andalucía, en Sevilla, me ha ayudado mucho en este proyecto. Solo hay que fijarse un poco, cual zarigüeya, para olisquear el flamenco a tu alrededor. Pero el flamenco está ya muy implantado en el imaginario nacional, incluso fuera. Un imaginario muy manoseado y mediático, también hay que decirlo. Se puede hablar del flamenco a la altura del jazz o del impresionismo, es algo que ha trascendido y ya se puede escuchar desde Japón a California.

Mujer dentro del mundo del cómic. Un mundo todavía muy copado por hombres. ¿Cómo es nadar en estas aguas?
Aunque quede camino, creo que las mujeres en el cómic estamos cogiendo muy buenas posiciones. Miro a mi alrededor y me siento muy acompañada de referentes femeninos. No faltamos como creadoras, lo que nos falta es llegar a ocupar esos otros puestos de poder que son los que mueven las estructuras.