—¿Como llega Orgullosament Inca a esta octava edición?
—Llega como un evento muy consolidado. Esto aumenta la presión sobre los que la organizamos, pero es un factor que nos gusta. A pesar del éxito, lo más importante es no dejar de tener presente que es un acto reivindicativo.
—¿Cómo se ha llegado a tener un festival tan importante en tantos aspectos?
—Cuando comenzó, Orgullosament Inca era un acto totalmente reivindicativo para poner de manifiesto que en la Part Forana estos problemas también tienen importancia. Desde el Ajuntament estuvimos siempre muy pendientes de la reacción de la gente para ir adaptando el programa a sus gustos y necesidades. Desde el principio teníamos claro que nunca dejaríamos de celebrarlo, pero no podíamos sospechar que alcanzaría tanta importancia.
—¿Cuales son las claves de esta edición?
—Sigue siendo un programa amplio, que recoge las demandas de todos. Destaca especialmente que muchas de los invitados que nos visitan quieren repetir y volver a formar parte. El nombre de Orgullosament Inca ya suena fuerte fuera de Mallorca y por ejemplo, Loles León, que es una de las estrellas de este año, ha querido expresamente venir a Inca y ser parte de esta fiesta.
—¿Qué opina de que las reivindicaciones de Orgullosament Inca siguen siendo tan necesarias?
—No deberían serlo, pero por desgracia vemos cada día nuevos factores de preocupación. Hay muchos que se empeñan en transmitir mensajes de odio que hacen que siga siendo importante celebrarlo.
—¿Se ha convertido esta cita en algo que identifica a una ciudad como Inca?
—Si, su éxito y los valores de tolerancia y respeto que transmite reflejan lo que somos. Inca siempre será una ciudad donde todo el mundo es bienvenido.
