La directora y actriz Noémi Merlant junto a la también intérprete Sanda Codreanu. | Teresa Ayuga

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Hace unos años, Céline Sciamma se cruzó en su camino cuando protagonizó Retrato de una mujer en llamas. Esa cinta supuso un antes y un después en la carrera de Noémie Merlant, exmodelo y actriz que se dio a conocer de manera internacional y que ya ha compaginado otros papeles en cintas como la reciente Tár, en la que comparte pantalla nada menos que con Cate Blanchett. Recién aterrizada en Mallorca, Merlant trae bajo el brazo Les Balconnettes, una historia que ha escrito, con la colaboración de la propia Sciamma, y que también ha dirigido compaginando el papel de actriz. Llega acompañada de Sanda Codreanu, quien completa junto a Souheila Yacoub la tríada protagonista de este filme a medio camino entre el humor y lo gore que, sin duda, no deja indiferente a nadie.

La trama es esta: tres amigas están en el balcón de su casa en un bullicioso barrio de Marsella en plena ola de calor. Las tres, cada cual con su propio bagaje, observan al atractivo vecino, interpretado por Lucas Bravo (conocido por la serie Emily in Paris). Lo que parece el inicio de una noche de diversión acaba de manera sangrienta y hasta ahí podemos leer.

Géneros

La comedia, el humor, lo absurdo, lo gore, lo violento y, también, lo reivindicativo, entran en esta cinta que fluctúa entre géneros en un sube y baja más propio de una montaña rusa. La propia Merlant detalla que su intención era «hacer una película gore con mujeres y de mujeres». Son maneras de lograr una catarsis, una «evacuación» ya que, «aunque no soy violenta, sí creo que el cine gore tiene algo de apaciguamiento».

A su vez, Merlant detalla se han hecho películas con un punto de vista femenino, claro, pero que «muchas veces el esquema es masculino porque lo es la mirada, la financiación, el poder, etcétera» lo que provoca que sus directoras «se adapten». Por ello: «Hay pocas películas con un enfoque totalmente femenino».

Este filme es uno de esos pocos en el que se quiere reflejar «la reacción frente a las violencias sexuales», aunque matiza Codreanu que «la peli no habla de ellas en sí», sino que pretende ser un «retrato de las mujeres y del destino ellas cuando intentan realizarse y en ese camino de realización personal es cuando suceden las violencias sexuales y sexistas». Así pues, la actriz añade que «les cuesta esa realización, pero el tema de la cinta es hablar de mujeres reales y de la amistad femenina».

Sobre las mujeres reales, precisamente, la directora explica que Pedro Almodóvar es precisamente una de sus mayores referencias a la hora de escribir: «Desde que lo descubrí me habla, me conmueve, porque pone en escena a mujeres reales que se sobrepasan, se extralimitan, viven en contradicción y están llenas de color. Almodóvar permite a las mujeres existir y ser reales», detalla la también intérprete.

Preguntadas sobre si todavía sienten que cada ejercicio de realización personal es todavía visto como un ataque hacia ciertos sectores de la sociedad, los más rezagados en la carretera del progreso, Merlant opina que «ocurre, pero no con todo el mundo» y señala que «cuando rodamos la película, en la calle había hombres (la mayoría) y mujeres que lo veían como una especie de ataque, pero otros lo veían genial y como una manera de pensar en cómo ellos mismos están viviendo y quieren hablar del tema».

Más contundente se muestra su compañera que comenta que «la película es muy optimista, pero sí es un ataque y no es un problema que lo sea porque el patriarcado sí es un problema para las mujeres». Bajo su punto de vista no tiene «ningún problema en decir que es un ataque porque no es uno dirigido a los hombres, sino al patriarcado y su construcción del mundo y de la sociedad».

Algo que apoya Merlant que concluye destacando que «las cosas cambian y han de cambiar y si hay gente que se siente atacada o se resiste a ese cambio es porque no quieren o no sienten la necesidad de llevar a cabo ese cambio».

Así pues, ambas actrices, que de hecho coincidieron en la cinta del catalán Isaki Lacuesta Un año, una noche, muestran frente común a la hora de defender un filme que ya se pudo ver en el Festival de Cannes y que aterriza en Palma para dejar un impacto de gran calibre.