La actriz Rossy de Palma, este sábado ante la Seu para el Atlàntida Mallorca Film Fest. | Carles Domènec

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La actriz Rossy de Palma regresa a Mallorca para presentar la versión de Carmen, de Benjamin Millepied, en el marco del Atlàntida Film Fest. Ópera prima del realizador francés, reputado coreógrafo y bailarín, la película reinterpreta la ópera de George Bizet, basada en la novela homónima de Prosper Mérimée, situando la trama en la actualidad y en frontera entre México y Estados Unidos, en vez de la Sevilla de principios del siglo XIX. Melissa Barrera y Paul Mescal protagonizan el argumento, que incluye en el reparto a Elsa Pataky.

Estreno de Carmen en Mallorca y al aire libre, en la Misericòrdia.
—Qué precioso para una película tan metafórica y bella. Estoy muy contenta de este festival. El Atlàntida está dando vida, además todo es gratis. No hay excusa, todo el mundo puede acceder a la cultura.

¿Cómo llegó al rodaje de Carmen?
—No sé si fue Natalie Portman, quien contó a Benjamin [Millepied] que yo encajaría muy bien en este papel. Él me propuso porque dijo que todo lo que yo hacía, estaba cargo de verdad. Me pareció un piropo muy grande. El cine es una mentira para contar una verdad. No es como la tele, donde todo es falso. Esta película explica el conflicto de las fronteras y lo injusto que es que un ser humano no pueda viajar libremente. Dile a un pájaro que no puede migrar. Todos somos migrantes. Si el espermatozoide no migrará y el óvulo no le dejara migrar, aquí no habría nadie.

Tiene un papel importante en la película.
—Sí, lo veo como una especie de oráculo, un lugar donde descansar, un abrazo. Es un personaje con múltiples aristas en lo que representa. Carmen es la búsqueda de la libertad, que todos necesitamos y merecemos. Mi personaje, Masilda, es un alma vieja. Conoce la vida y la fatalidad.

Y protagoniza un espectacular baile.
—Es un baile muy bonito. Es la primera escena que rodamos. Quise que fuese completamente improvisado. Surgió una química que rompió una barrera con el personaje de la actriz Melissa Barrera (Carmen).

Rossy de Palma y Melissa Barrera, en una escena de la película 'Carmen'.

¿Cómo se ve como actriz?
—Yo no me siento muy actriz, en el sentido del trabajo que realizan las actrices, que estudian y se preparan. Yo no estudio. Mi trabajo consiste en desaparecer, buscar lo intuitivo. Trato de que Rossy de Palma desaparezca, le presto el continente al personaje, pero el contenido no soy yo. Mi forma de trabajar es no trabajar. En la vida, no ensayas para ir a pedir pan. No estoy pensando en lo que voy a hacer, lo hago. Me gusta la improvisación y el error. Dame un error y te devolveré un acierto. La vida no está parametrizada.

La película está ambientada en la frontera mexicana, pero se rodó en Australia.
—No pudimos rodar en México ni en Los Ángeles. Ya casi se daba por perdida la película y salió la coproducción con Australia. En el casting, Benjamin buscaba una bailaora y encontró a una hija de granadinos de Sacromonte, que emigraron ahí, aunque tenga pinta de india Cherokee. Hay que celebrar la inmigración y no ponerle tantas trabas.

Conocíamos a Benjamin Millepied como coreógrafo. ¿Cómo influye su conocimiento de la danza en esta película?
—Sí, la cámara baila, se mueve de una forma increíble.

Las imágenes y los silencios tienen un gran peso en el relato.
—Le decía al director que, con una mirada o un gesto, a veces era suficiente para expresar algo. Hay que seguir a los personajes y escuchar lo que la historia te va pidiendo. Es un Carmen contemporáneo. Bizet leyó un poema de Pushkin sobre unos gitanos nómadas. Visitó en Sevilla a Eugenia de Montijo, después se casó con Napoleón. Había una tal Carmen, que parece que engañó a su marido. Todas las historias y la humanidad son el fruto de las mezclas y la inmigración. Yo soy xarnegueta mallorquina, porque mis padres venían de Asturias. Iba a la panadería y decían ‘aquesta és filla de forasters’, en Pere Garau, donde crecí. Ahora es China Town, ¿qué diría, hoy en día, la panadera? Nadie pierde su cultura por empatizar con otras y nada es territorial.

Trabaja en un remake de Carlos Saura en Cáceres.
—Sí, un remake de La caza, dirigido por Pedro Aguilera, escrito por él y Lola Mallo, con tres protagonistas: Blanca Portillo, Carmen Machi y yo. Se llama Día de caza. Lo coproduce Ana Saura, hija de Saura. Va a ser una película muy interesante.