Gustavo Gimeno dirigirá a la Filarmónica de Luxemburgo en el arranque del Festival de Pollença.

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Gustavo Gimeno (Valencia, 1976) es uno de los directores con mayor proyección internacional del momento, titular de la Filarmónica de Luxemburgo y de la Sinfónica de Toronto, e invitado en algunas de las mejores orquestas del mundo. Responde a nuestras cuestiones desde la ciudad de Tokio, días después de cautivar al público centroeuropeo en el concierto de verano, al aire libre, en el centro de Luxemburgo, con la Filarmónica de esta ciudad, la misma orquesta con la que abrirá este domingo 4 de agosto abrirá la 63 edición del Festival de Pollença, junto al pianista Bruce Liu.

¿A qué se debe su gira en España y si tiene que ver con el próximo final de su periodo como director titular en Luxemburgo?
—No, en realidad, realizamos giras con regularidad y, de hecho, creo que es nuestra tercera vez en la Quincena Musical de San Sebastián, desde que soy director de la Orquesta Filarmónica de Luxemburgo. Además, cada dos o tres temporadas también hemos realizado una gira por España, así como por Argentina y Uruguay hace unos años y, en Corea del Sur, hace dos temporadas. Obviamente, girar por España, será especial al tratarse de nuestra última visita juntos.

No es la primera vez que dirige la Cuarta de Brahms con la Filarmónica de Luxemburgo, que ahora lleva a Pollença. ¿Cómo es su forma de interpretar esta obra?
—Sería absolutamente incapaz de describir con palabras cómo es mi visión de una determinada obra, no solamente porque no tengo la perspectiva ni la objetividad, sino porque mi trabajo trata de hacer música junto a los músicos de la orquesta, más que describirlo con palabras.

Otra obra de su repertorio es el Concierto número 5 de Saint-Saëns, que se escuchará en el Convent de Sant Domingo.
—Como con cualquier otra partitura, con el estudio e intentando entender la composición y lo que cada momento requiere. En este caso, debo conjugar mi propia visión con la del solista de piano, a quien acompañaré de la mejor manera posible e intentaré ayudarle a realizar aquello que pretende.

¿Cuáles son las características del pianista Bruce Liu que le acompañará en Mallorca?
—Es un pianista fantástico, un músico inteligente, refinado musicalmente, de una gran capacidad técnica. Es, sin duda, uno de los mejores.

¿Qué es lo más importante que aprendió del maestro Claudio Abbado?
—Espero haber aprendido su ética y seriedad, de cara al trabajo, día a día, sin dar nada por sentado o por descontado.

En su incorporación a la Filarmónica de Luxemburgo, declaró que quería hacer que la orquesta se integrara en la sociedad del país. ¿Cuál es el balance desde 2015 y cuál es su intención como director en el Teatro Real, a partir del próximo año?
—El balance me parece muy positivo en muchos sentidos. Ha habido un gran cambio generacional en la orquesta, ahora mucho más sólida, solvente y unida musicalmente. Hemos abordado mucho repertorio muy diferente a lo largo de estos años, lo cual nos ha aportado una mayor versatilidad. Hemos realizado giras, una quincena de grabaciones. Hemos crecido juntos. La población luxemburguesa conoce mejor que nunca a su propia orquesta y se siente más orgullosa de ello, lo cual es motivo de orgullo, también para nosotros. Tenemos y sentimos el apoyo y reconocimiento estatal. El trabajo, contexto y función en un teatro de ópera como el Teatro Real serán diferentes y ya llegará el momento, al finalizar mis funciones como director musical en Luxemburgo.

¿Qué le interesa tanto del compositor Francisco Coll?
—¡Todo! Francisco Coll es uno de los mejores compositores vivos, no tengo duda. No solamente escribe maravillosamente para la orquesta, con gran conocimiento del color y las posibilidades del instrumento, pero lo que más me interesa es que tiene una voz propia y una gran personalidad.

¿Cómo ha podido dirigir, simultáneamente, las orquestas de Luxemburgo y Toronto?
—En la práctica, no es tan complicado como puede parecer. Se trata de ser organizado y planear bien el trabajo con mucho tiempo de antelación. En las últimas temporadas, he viajado con asiduidad y he pasado aproximadamente trece semanas por temporada en cada uno de los sitios, Luxemburgo y Toronto. Reduje mi trabajo como director invitado en otras orquestas al mínimo, para atender las necesidades de las orquestas en las cuales soy director musical.