Roberto Santiago es el autor del fenómeno literario infantil y juvenil 'Los Futbolísimos'.

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Es la pluma española de novela infantil y juvenil más exitoso de los últimos tiempos. No en vano, es el autor del fenómeno Los Futbolísimos, saga que cuenta con más de veinte volúmenes y cuya repercusión todavía no ha tocado techo. Hablamos de Roberto Santiago (Madrid, 1968), que además de escritor es director de cine y guionista. Una ‘multiprofesión’ que trata de llevar «lo mejor posible, siempre estoy metido en mil proyectos», confiesa el también responsable de libros como Los Forasteros, también dirigido a pequeños lectores, y del XXVIII Premio de Novela Fernando Lara, La rebelión de los buenos, que tendrá adaptación a serie próximamente. Este sábado visita el Club Pollença para hablar de sus obras.

Es su primera vez profesional en Mallorca, ¿cómo es encontrarse con nuevos lectores?
Así es, aunque he estado en la Isla, fue hace más de 30 años, así que es casi la primera vez. La escritura es algo muy solitario y a los autores nos encanta romper esa soledad y tener la oportunidad de encontrarse con los lectores, como será el caso del sábado [por hoy] en Pollença. Me gusta hablar con ellos, pero sobre todo que me pregunten, y le aseguro que los niños y niñas no se cortan a la hora de hacer preguntas, no tienen filtro.

Está considerado como el autor de narrativa infantil y juvenil más importante de España. ¿Cómo se reciben este tipo de halagos?
Lo que realmente me hace feliz es poder dedicarme a contar historias y escribirlas, es un sueño poder conectar con millones de lectores, no solo en España, también fuera puesto que, por ejemplo, Los Futbolísimos se ha traducido a varios idiomas. Lo que tengo es una gran sensación de agradecimiento, lo que hago es un privilegio e intento mejorar cada día. Tengo la ambición de que cada novela sea mejor que la anterior. De Los Futbolísimos llevo 25 libros y ahora trabajo en el próximo. No sé hasta cuándo durará este fenómeno, quizá hasta que se cansen los lectores.

Los Futbolísimos ha sido un antes y un después en su carrera. ¿Cómo le ha marcado?
Un éxito así te marca, claro, hace que me sienta muy feliz y orgulloso. La verdad es que el primer libro se publicó con SM y sin ningún tipo de publicidad; la tirada fue pequeña, pero el boca-oreja fue lo que hizo que poco a poco se fuera conociendo. Luego vino lo del fenómeno literario, aunque yo solo quería escribir, no lo busqué.

Los valores que promueve en sus libros, como la amistad o que ‘la unión hace la fuerza’, ¿son compatibles con una generación individualista y obsesionada con las pantallas?
Es evidente que las nuevas generaciones son las de las pantallas y las redes sociales, videojuegos, que fomentan mucho el individualismo, pero mi experiencia y los datos dicen que ahora los niños y niñas leen muchísimo, más que nunca. En todos mis encuentros con estos pequeños lectores, que son los más exigentes, pero también muy agradecidos, me doy cuenta de lo mucho que leen. Algunos me han dicho que se los han llegado a leer cinco o seis veces, ¡el mismo libro! Yo creo que los dispositivos electrónicos, redes y demás, son positivos si están bien utilizados. Son esponjas, así que todo depende de los padres y su educación.

Trabaja en la literatura y en el cine, ¿de qué manera influyen uno en el otro a la hora de crear?
Tal vez, mucha gente me dice que mis libros son muy visuales; no lo hago de manera consciente, me doy cuenta más a posteriori. Supongo que es lógico y normal, llevo escribiendo guiones de películas y series desde que tengo la mayoría de edad, supongo que es mi manera de contar las cosas, pero para mí un libro es una obra redonda y el mayor ejemplo de creación, porque un guion es una herramienta llena de acotaciones, del director, productor, el reparto... Mi máxima capacidad se activa con la literatura.

Hace unos meses ganó el Fernando Lara con una novela para adultos, ¿es una manera con romper esa etiqueta de autor de infantil y juvenil?
No creo que en las etiquetas, pero sé que muchas de las grandes obras literarias son de temática infantil y juvenil; ahí está El principito o La isla del tesoro. No me gustan las etiquetas.