Precisamente este último adjetivo es el que da título a la acción, Intervención celestial, y que tiene como novedad que el llit, en este caso, es más terrenal y prosaico que nunca. Se trata de una camilla de emergencias, algo que puede corroborarse al pasear por debajo de la pieza, algo que Zupan no solo espera que el público haga, sino que además anima a ello.
Por su parte, Joan Guaita, de Amics del Patrimoni, valora muy positivamente el trabajo de Zupan y destaca la «vaporosidad» que ha logrado otorgar la artista a la Virgen. «Está en un irse y es una belleza lograda con las telas», que movidas por un ventilador, simulan el aire, un elemento aglutinador y que compartimos todos.
Más específicamente, Zupan destaca su intención de «echar la vista atrás a la tradición artística» y poner el foco en «la belleza». Para ello, la artista ha buceado en el concepto clásico de la misma, cuando se consideraba lo bello no solo como algo externo y puramente estético, sino también moral e internamente puro.
Por ello, señala, «la quise bella» a la Mare de Déu, porque «la belleza nos da esperanza y nos eleva el alma» y destaca que ha querido centrarse en esto por el «momento tan caótico» en el que vivimos debido al «choque de civilizaciones» en el que la americana aprecia una «falta de creencia» en los cristianos. Por ello, Zupan defiende que necesitamos «más que nunca» esperanza y «creer en algo superior, por encima de nosotros».
También por esta razón ha decidido Zupan colocar a su Virgen María en una «camilla de rescate», como una forma de transmitir la sensación de «sentirnos protegidos», de «ayudarnos», de provocar de nuevo «la unión de todos nosotros frente al aislamiento en el que vivimos». Frente a ello, propone Zupan «comunión» y «elevarnos». Por ello, Zupan ha utilizado esta camilla a diferencia del resto de artistas que han intervenido hasta ahora que se han decantado por camas. El motivo es el de destacar «la idea de protección, de rescate, de recuperar la esperanza y rescatar un trocito de belleza y de esperanza».
Por otro lado, Zupan decide alzar a la Mare de Déu, que no está muerta, sino dormida en esta imagen, en el inicio de su «trayecto hacia el Cielo», y habiendo usado materiales de seda bordados del siglo pasado y con una cara de la Virgen que inspira armonía y tranquilidad.
El motivo de esta elevación es colocarla «por encima de nosotros mismos», con «una visión más amplia y comprensiva» porque «nos da perspectiva y sabiduría» y también se alza como «una tradición cultural que ha enriquecido la imaginación de los grandes maestros», uniendo así los valores cristianos con la clásica trayectoria que podemos encontrar en la historia del arte en una intervención bella y sosegada.
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