El cantante y actor Nando González, este miércoles en Palma. | Jaume Morey

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Aunque nació en Tánger, llegó a la Isla con su familia cuando tan solo tenía 10 años, «me siento totalmente mallorquín». Ahora reside en Madrid y, «cada vez que vuelvo, siento que conecto con mis raíces, tanto personales como profesionales». Nando González (1970) es cantante, compositor, músico y actor. Seguramente les sonará su cara de series de éxito como La que se avecina, pero este artista es mucho más que un rostro conocida. Con una larga carrera a sus espaldas, a sus 64 años no deja de sorprender con cada paso que da en su carrera, desde su faceta como cantautor hasta su participación es espectáculos de gran éxito como el musical Company, del mismísimo Antonio Banderas. El próximo 27 de este mes estará en el Castell de Bellver con sus canciones y rodeado de amigos y compañeros, «todo un lujo».

No es nuestra primera entrevista, y cada vez que llega a Mallorca da la impresión de que vuelve conectar con muchas cosas.
Conexiones con mis inicios, todo lo que quise ser lo inicié aquí, sobre todo la carrera musical. Luego ya me fui a Madrid a estudiar Arte Dramático. Lo que pasa siempre cuando vuelvo es que tengo ganas de coger mi guitarra y tocar. Vengo aquí y suceden esas cosas, es cierto, aquí conecto con todos los lugares, los amigos, los músicos, mis compañeros de viaje durante muchísimos años. Viajamos por todo el mundo. Ellos volvieron y yo eché raíces en Madrid, por eso cuando vuelvo reconecto.

Siempre que está aquí aprovecha para tocar. Y esta vez, nada menos que en el Castell de Bellver.
Es mi primera vez. Sé que el entorno es extraordinario, por mínimamente bien que se hagan las cosas, esos muros favorecen el ritual entre público y artista. Lo que quiero es quitarle cualquier tipo de solemnidad, que no se convierta el concierto en una misa.

Como mallorquín que vive fuera, ¿percibe el problema de la masificación turística?
Alarmado, y lo siento. Sé que es un debate universal ahora mismo en todas las grandes capitales turísticas del mundo, se intenta tocar la tecla correcta para intentar dosificar la entrada de turistas, pero lo que pasa aquí es que tenemos muchedumbres gigantescas... Las muchedumbres sepultan el destino, entonces ya no es lo mismo. Si está tan lleno de gente no se vive igual, y Mallorca está empezando a morir de éxito. O se pone algún tipo de remedio o... Se nos ha ido un poco de las manos.

¿Qué ha preparado para el concierto en Bellver?
Voy a hacer un homenaje a los lugares donde yo he tenido grandes momentos de nacimiento y desarrollo musical; el primero, el Centro de la Guitarra de la calle Montenegro de Palma, siempre vuelvo a ese punto de referencia, es la mejor escuela que haya podido tener un guitarrista y me considero un privilegiado; y también al Havanna, donde muchos años tuve una banda estable, con ensayos regulares y repertorio propio y ajeno. Haré un repaso a mi repertorio más conocido y estrenaré temas. De hecho, dos músicos del Havanna, Pepe Estrada y Jorge D’Amico, estarán ahí. También habrá homenajes, como a Gal Costa.

¿Que puede avanzar de esos temas nuevos que menciona?
Hay uno que no se ha escuchado nunca y otros cinco que no están editados, que solo se pueden escuchar en directo.

¿Cómo ha evolucionado su manera de hacer música?
Intento conservar ese punto de diversión dentro del nihilismo, el aspecto del juego que conlleva y componer dentro de un mundo tan hostil como en el que nos movemos ahora. Trato de encontrar un equilibrio entre esas dos cosas, el juego y la trascendencia profunda del mundo de hoy, que es un desastre con tantas guerras, muertes, sufrimiento, de locos que mandan. Quiero conectar conse niño interior al que le gusta jugar y probar cosas nuevas. Siempre encuentras maneras de lograrlo, aunque en la industria musical actual es complicado, siempre suena lo mismo.

Trabajó Antonio Banderas en el musical Company. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue como hacer un máster, una experiencia muy enriquecedora. No entré como titular, sino como swing y asumiendo cuatro papeles que al final interpreté, con una partitura muy complicada. Aprender solo un papel es complicado, imagínese cuatro... Antonio es muy cercano, es un gran profesional y aprendes con cada paso que da. Los recuerdos son imborrables.