Hace tiempo que el arte dejó de imitar la realidad. La llegada de las cámaras captan tan a la perfección el mundo que pintarlo, aunque muestre destreza, se vuelve innecesario. Eso no significa, claro, que los artistas no sigan mirando al mundo para inspirarse, pero en lugar de copiarlo, algunos como Álex Jul crean uno nuevo a partir del que ven. El mallorquín se inspira en lo que le rodea, desde cráneos de animales, cornamentas, modelos o sus propias manos, y a partir de ellos crea en cada lienzo una ventana a un mundo oscuro, tenebroso y, al mismo tiempo, sereno, placentero. Y todo con una fidelidad que asusta al tratarse de pintura al óleo.
El isleño, que se ha mudado de estudio, se halla en pleno «boom» este año, tal y como él mismo detalla. Ha encontrado en Veronika Afarina, modelo y actriz, a su musa predilecta y con ella trabaja para formar equipo. Juntos han creado una dupla artística que sirve a Jul a «seguir explorando el óleo» a través de su pintura, a medio camino entre lo abstracto y lo figurativo, en la que el espectador cree saber lo que está viendo hasta que se aproxima más al cuadro.
«Mi idea es hacer la pintura hacia atrás», explica Jul sobre su proceso de trabajo. Él fotografía lo que quiere pintar con una sesión preparatoria en la que se deja llevar por lo que él y solo él ve en su mente. La idea preconcebida de la obra de arte habita en su mente y luego se filtra a través de los objetos de la realidad desde los cuales vuelve al origen. Un cráneo específico, una mano, una mujer.
Con la fotografía hecha, empieza la pintura. Y aunque se basa en la imagen real, Jul va más allá. «Quiero deconstruir en base a una imagen para llegar más atrás, detrás de la cámara». Es decir, poner en el lienzo lo que solo veía en su cabeza al inicio del proceso para que, ahora sí, todos los demás lo puedan ver.
De ahí la «introspección» de la que habla Jul cuando intenta detallar su arte y su complicada relación con la técnica escogida para crear: la pintura al óleo. Para él, una forma «salvaje» de pintar que no aspira a «entender ni dominar», sino con la que convive «a través de la intuición», adaptándose a ella en sus «tiempos de secado, sus accidentes» que no solo ocurren, sino que «busco» para ver por dónde le llevan. Así es como Jul ha dado con los dorados en sus obras más recientes, algún rosa y explosiones de color que conviven con sus blancos, negros y grises característicos.
Este tira y afloja entre él y el óleo le ha hecho «crecer exponencialmente» como pintor, siendo la serie más reciente de su evolución la que se podrá ver en Can Boni, que acaba de estrenar un nuevo espacio pegado a su galería madre en el Carrer del Forn de la Glòria, en el Casc Antic de Palma.
Allí, Jul presentará en sociedad sus nuevas creaciones y simultáneamente participará en un show colectivo en el hotel Puro la misma noche. Será un paso más en el objetivo del isleño de «expandir» sus horizontes con estéticas «contemporáneas», más «galerísticas», pero teniendo siempre su propia visión en mente. Una visión que acaba en el lienzo.
Tiene un estilo que te entra por los ojos y te llega al cerebro. Y ahí empieza la juerga: comienza a dar vueltas y no para. Me encantaría ver una obra así cada mañana, para despertar. Lástima que no esté a mi alcance. Suerte al pintor.
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Tiene un estilo que te entra por los ojos y te llega al cerebro. Y ahí empieza la juerga: comienza a dar vueltas y no para. Me encantaría ver una obra así cada mañana, para despertar. Lástima que no esté a mi alcance. Suerte al pintor.