La actriz mallorquina Esther López.

TW
0

Tras catorce años de recorrido, La Calòrica se ha convertido en una marca, en el mejor de los sentidos. La compañía, formada por mallorquines y catalanes se ha forjado la fama de llenar teatros, tanto en casa como fuera, con sus propuestas un tanto alocadas que aúnan crítica social y humor. El próximo viernes día 20 repetirán el éxito en el Teatre Principal de Palma y, al día siguiente en el Auditori de Manacor, con su espectáculo más reciente: Le congrès ne marche pas.

«El actor Xavi Francés nos trajo hace tiempo un libro que contenía un capítulo muy divertido en el que se narraba una fiesta que se celebró tras las Guerras Napoleónicas: el Congreso de Viena (1814). Lo que tenía que ser un encuentro para firmar el reparto territorial con una duración de una semana terminó convirtiéndose en una especie de fiesta durante nueve meses», detalla la actriz mallorquina Esther López.

Capitalismo

«La población de Viena se quintuplicó, pero el pueblo seguía muriéndose de hambre. De esta manera, vimos que allí había una historia que contar a partir de la cual, además, se establecía un paralelismo sobre cómo el capitalismo ha quedado obsoleto, aunque no seamos conscientes de ello. El problema es que no sabemos qué forma tiene esto nuevo, ni siquiera nos hemos dado cuenta de que ha cambiado. Todo ese poder que ostentaban los privilegiados en esa época es el mismo que el que tienen ahora los mandamases, que se montan sus chiringuitos», añade.

«No podemos dirigirnos hacia un capitalismo más extremo, tiene que haber un cambio, porque no es sostenible ni ecológicamente, ni tampoco psicológicamente. Es una barbaridad. Dentro de unas décadas o siglos, cuando miren este momento no podrán creerlo», insiste la actriz, que en esta obra interpreta a Catalina Bagration, una mujer rusa muy poderosa que tenía un romance extraoficial con Clemente de Metternich, ministro austríaco, con quien incluso tuvo una hija. «Es interesante ver cómo este personaje femenino ostentaba su poder desde otro punto de vista, diferente al masculino, que es más evidente. Estaba presente en las reuniones junto con otras mujeres, quienes en realidad movían los hilos del Congreso, aunque siempre en off, no oficialmente», añade.

Excentricidad

Por otra parte, Le congrès ne marche pas es un montaje ambicioso, que plasma «los excesos y la excentricidad de la época». Coproducción de La Calòrica con el Teatre Lliure y el Centro Dramático Nacional, es «un espectáculo intencionadamente majestuoso, que tiene todos los ingredientes calóricos en exceso, buscando el límite».

¿Se trata, pues, de la obra más ambiciosa de La Calòrica? «Lo es teniendo en cuenta que, para empezar, hablamos una lengua que no es la nuestra: francés, inglés, alemán y ruso. Es curioso porque mientras estábamos trabajando estaba a punto de estrenarse la película Napoleón y nos extrañó que fuera en inglés porque resulta raro ver este tipo de historias en una lengua que no es la que se hablaba en el momento. Ninguno de nosotros tenía idea de francés, tuvimos que ir a clases de dicción. Parece que no sabemos hacer ningún proyecto sencillo», bromea. «En cada espectáculo nos marcamos un reto nuevo. Nos gusta funcionar así porque, de esta manera, no te acomodas nunca ni terminas haciendo siempre lo mismo. Vivimos en un continuo aprendizaje. Ojalá el público también lo vea así», justifica.

Proyectos

Sobre el éxito de La Calòrica y la situación del teatro en Barcelona y en Mallorca, López lamenta que hay mucha precariedad en el sector, más acentuada en la Isla, por lo que se siente «una privilegiada de poder vivir del teatro». «Los que hacen teatro en Mallorca son héroes, no hay un circuito de exhibición», denuncia. Sin embargo, asegura que «es indudable que en Mallorca es donde nos hacen más caso, donde hemos exhibido todos los espectáculos. Hace poco nos estrenamos en Menorca, pero todavía nos queda Eivissa», señala.

Hablando de estrenos, el próximo mes de mayo pisarán por primera vez la Sala Fabià Puigserver del Teatre Lliure con su nuevo montaje, La brama del cèrvol. Además, el año que viene también verá la luz la primera serie de La Calòrica: Sala polivalent. Se trata de una ficción que se emitirá en 3Cat y que dirigen Joan Yago e Israel Solà. Para ‘prepararse’ para el rodaje, reconoce López, vio algunos capítulos de Mai neva a Ciutat, «sobre todo para volver a conectar con algo que me daba la sensación de que todo fluía y era fácil; aquello fue una explosión de creatividad».