La música de la pieza es de Juan Esteban Cuacci, que acompaña en el escenario y al piano a Alterio. «Aquí propongo una especie de autobiografía escrita por la persona que mejor me conoce y con la que llevo más de cuatro décadas, Àngela, junto a la música de un pianista excepcional. Narro el viaje de Buenos Aires a Madrid. Llevo años girando con este espectáculo, pero varío siempre la propuesta. Se modifica algo y se desmodifica. Para mí esto es un regalo que me dio la vida. Tengo 95 años y estar encima de un escenario me hace estar bien», señala Alterio.
Transcurría el año 1974 cuando el actor llegó a España por el rodaje de la película La Tregua. Cuando quería regresar a su país, ya no había aviones en los que subirse. En el dossier de la pieza que se presenta el próximo sábado en Palma, se explica de forma lírica que «fue así como Madrid resultó ser su cárcel y su salvación».
La obra, que está llena de momentos poéticos, narra ese viaje de Buenos Aires Madrid, junto a los recuerdos del actor, que son recreados a partir de la poesía de León Felipe o Cátulo Castillo, y la música y los tangos de Carlos Gardel o Astor Piazzolla. Todo ese material le sirve para enfrentarse al dolor del exiliado en un país ajeno. «Hablo de cosas que sé y que me han pasado. Algunas son más fuertes, otras más atrevidas o curiosas. La respuesta del público siempre fue agradecida. Su cariño es como estrechar una mano, esa que se adelanta para saludar y la encuentras en ese acto tan simple, tan cotidiano, hecho cientos de miles de veces. Se produce en cada uno una sensación difícil de explicar», sentencia el intérprete.
El actor, que recibió el Goya de Honor en el 2004 por toda su carrera, destaca que el galardón le produjo una sensación «que no hay una manera en la que pueda explicar la adrenalina que sentí cuando recibí el premio, ese estado de ánimo. Una respuesta fue mi cara emocionada, con lágrimas y con una sonrisa, las dos cosas», recuerda.
Hector Alterio es, además, patriarca de una familia de actores, con sus hijos Malena y Ernesto al frente. «Mis dos hijos siguieron mis pasos. Vivieron tropezones, pero también éxitos. Malena no tiene un nombre de tango; tiene dos, Malena Gricel. Son dos títulos muy conocidos para los tangueros antiguos. Así de tanguero soy», reconoce Alterio, que mostrará sobre las tablas la historia de su vida explicada a través de los versos y de melodías de bandoneón.
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