Una piscina comida por la vegetación en Manacor. | Joan Forteza

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Un oxímoron es una figura retórica que usa dos conceptos contradictorios entre sí para dar como resultado un tercer significado que surge de su unión. Un ejemplo perfecto de ello puede ser el de ‘muerto viviente’, el de ‘luz oscura’ o el de ‘silencio ensordecedor’. Este último es, de hecho, bastante acertado para describir los paisajes que el fotógrafo Joan Forteza capta con su cámara y que reproduce en Temporada Baixa, el libro autoeditado que hoy, a partir de las 19.30 horas, presenta en La Biblioteca de Babel junto a la historiadora del arte Maria Mesquida.

Los espacios que Forteza inmortaliza se caracterizan por ser lugares que gozan de una vida frenética y una actividad incesante durante los meses de la temporada turística, pero que son visitados por el autor en su temporada baja, de ahí el título del proyecto. Es entonces cuando ante el objetivo de su cámara, se muestran en estado de casi abandono, deterioro y decadencia. Su silencio en esos meses invernales chilla por la ausencia de los turistas, las terrazas de bar sin las jarras de cerveza chocando entre sí, la falta de los coches que van y vienen por las calles llenas de hoteles, las piscinas vacías y sin chapuzones de bañistas, etcétera.

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El fotógrafo Joan Forteza presenta este jueves en Babel su libro 'Temporada Baixa'.

Es el propio autor quien lo explica al comentar que le llamó «la atención cómo en invierno todo esto está cerrado y parece que ha pasado un tifón que se lo ha llevado todo». Así pues, en su ruta por la línea de costa de prácticamente la Isla entera, Forteza ha visto desde «terrazas de bar con sillas amontonadas a toldos estropeados, negocios cerrados y abandonados o escaparates recubiertos de plástico para evitar el deterioro de unos vinilos que, igualmente, se deterioraban».

A pesar de lo contundente de las imágenes, Forteza es claro al destacar que «el abandono no tiene por qué ser triste ni feo» y comenta que «muchos artistas, escritores, pintores, cineastas, etcétera, se han sentido atraídos por las ruinas clásicas, como las griegas, las romanas o las egipcias, pero a mí me gustan estas que no tienen personalidad ni ningún estilo arquitectónico definido. Son ruinas modernas», sugiere el mallorquín.

Un hotel abandonado en la zona de Betlem. FOTO: Joan Forteza

El trabajo de Forteza recopila en el libro unas 80 instantáneas que son, por fuerza, una selección de los cientos de disparos que ha realizado entre 2016 y este mismo 2024, y aparecen en ellas lugares tan variopintos como interesantes y, muy probablemente, irreconocibles para quienes los visitan en el lapso de mayo-junio a agosto-septiembre.

Y a pesar de la dependencia del turismo que muchas de las infraestructuras fotografiadas tienen, al haber muchos hoteles, bares, restaurantes, etcétera, Forteza deja claro que «no hay una denuncia en sí», ya que sabe lo delicado del tema turístico en la Isla: «De una manera u otra todos vivimos de él o conocemos a alguien que lo haga. Por eso no creo mucho en la turismofobia que se ha generado ahora, para mí no es la solución. El turismo es bienvenido en mi opinión, pero creo que es interesante gestionarlo de otra manera», dice.

‘Modus operandi’

Su forma de trabajar es muy intuitiva e instintiva. Básicamente se echa a la calle a buscar estos lugares que pueden estar en cualquier espacio y lugar. No va con ideas preconcebidas, sino que deja que sean los propios sitios los que hablen y él transmitir sus sentimientos a través de la foto realizada.Así comenzó todo, de hecho, hace casi 10 años, cuando en una visita a los búnkeres de Es Trenc, vio un chiringuito de playa y una caseta de la Cruz Roja completamente abandonados. Pensó: «Aquí hay tema».

Un chiringuito de la playa de Es Trenc fotografiado por Forteza.

Ahora, tras prácticamente ocho años de visitas, fotografías y paseos por las zonas turísticas de la Isla cuando bajan la persiana, Forteza lo reúne en un libro maquetado por él mismo y que le ha llevado mucho trabajo en la elaboración del guion y su estructura. «Es una cosa sutil y de principio a fin hay una temática que va evolucionando», comenta Forteza que ya tiene en mente varios nuevos objetivos que caerán en breve, en cuanto las persianas vuelvan a bajarse y el silencio vuelva a ser ensordecedor en la línea costera isleña.