Cildo Meireles construye una «exposición archipiélago» para expresar la «condición contemporánea»
El brasileño despliega sus propuestas en Espai Buit, el Estudi General Lul·lià y la sede de Col·legi d’Arquitectes
Rosario Nadal, Bartomeu Marí, Cildo Meireles y Blanca Cortés, este jueves en la presentación de la exposición del artista brasileño que se lleva a cabo en el Espai Buit, el COAIB y el Estudi General Lul·lià. | Jaume Morey
¿Qué quiere decir ser una isla? ¿Y estar conectado con otras islas? Estas son algunas de las reflexiones que inspiran la nueva propuesta artística de la Fundación Alttra y que, precisamente, tal y como ha apuntado el comisarioBartomeu Marí, «se construye como un archipiélago». Se trata de una triple instalación del artista brasileño Cildo Meireles (Río de Janeiro, 1948) que se despliega en tres lugares diferentes: Espai Buit, Estudi General Lul·lià y la sede del Col·legi Oficial d'Arquitectes, todos ellos en Palma. La inauguración se celebrará este viernes a las 19.00 horas en el COAIB y seguirá en el Estudi General Lul·lià y culminará en Espai Buit. Los proyectos se podrán visitar hasta el 11 de enero de 2025, de lunes a sábado de 11.00 a 15.00 horas.
«La exposición es en sí misma un archipiélago porque conforman un conjunto de islas conectadas por la ciudad, por la experiencia urbana y por el movimiento de todos dentro de estos espacios comunes", ha aclarado Marí, que forma parte de la Fundación Alttra junto a Rosario Nadal, Clara Garau y Blanca Cortés. Marí ha explicado que las piezas han sido seleccionadas porque «son altamente representativas de la trayectoria de Cildo que, a través de materiales y formas inusuales, expresa nuestra condición contemporánea».
De esta manera, el Estudi General Lul·lià acoge Río Oír (1976-2009 - 2011) que, «materialmente, es un disco de vinilo con dos caras que nunca pueden escucharse al mismo tiempo, pero, a su vez, forman parte de una realidad inseparable: en una oímos el fluir del agua a partir de las cuatro cuencas fluviales de Brasil, con añadidos de otros lugares; en otra, oímos risas», matiza. De hecho, el comisario ha reconocido que optaron por exhibir esta pieza porque en Baleares «somos conscientes de que nuestra condición humana depende del acceso al agua potable, algo que resulta paradójico porque estamos rodeados de agua».
A partir de esta obra, ha continuado Marí, fueron completando el proyecto de Meirles en Palma con propuestas «poco o nunca vistas en España y en Europa». También en el Lul·lià se encuentra Fio (1990-1995), un trabajo que analiza la distancia entre valor de uso y valor económico, explorando las fronteras físicas y los límites de los materiales, entre monumentalidad e invisibilidad. Y lo hace a partir de un enorme volumen de paja, que, según el planteamiento del brasileño, es necesario para conseguir el mismo valor que una cantidad ínfima de oro. De esta manera, Meireles aborda los límites entre lo posible y lo inviable, pero sobre todo las fronteras entre materiales y los confines de la visibilidad y la invisibilidad. «La obra de Cildo nos habla a través de las grandes paradojas que conforman la condición humana y la crisis de la cultura moderna, de cómo vemos nuestras sociedades», sintetiza Marí.
En el COAIB se ha instalado una pieza de reciente creación, aunque concebida en los años 70, y que se muestra por primera vez en España: Alto (1977-2024). Esta se conforma a partir de cuatro altavoces de diferentes tamaños que emiten una voz que enumera todos los centímetros de una cinta métrica de carpintero, es decir, a lo largo de 2 metros. La intención era, explica el artista, «crear una paradoja física y sonora». «La incompatibilidad entre volumen, frecuencia y diferentes alturas crearía un ambiente muy específico. Necesitaba una voz paradigmática y memorable, así que pensé en Iris Lettiere, que era la voz oficial del aeropuerto Antônio Carlos Jobim de Río de Janeiro».
En esta sede también han reunido una serie de obras de referencia de Meirles que ponen de manifiesto el interés del creador brasileño por «apelar a los sentidos corporales que, normalmente, han sido excluidos de la práctica del arte occidental, que se ha dirigido históricamente a la vista». Cildo, sin embargo, ha trabajado en numerosas ocasiones con el sonido, pero también el gusto, el olfato o el tacto. Por otra parte, según Marí, el proyecto de Meireles «se dirige fundamentalmente a la expresión de la racionalidad, por un lago, y al caos por otra», algo que se materializa también en La Bruja, en el Espai Buit. En este sentido, Marí ha puntualizado que es una instalación que tiene una configuración diferente según el espacio que la acoge. La Bruja (1979-9181) se constituye a partir de más de 2.200 kilómetros de hilo de algodón repartidos en diferentes estancias de la primera planta del Espai Buit y que transmiten al espectador sensaciones de confusión, embrollo y agobio. En este caso, la propuesta ha contado con el apoyo de Teixits Riera.
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