CULTURA

‘Súper hartas’, el cierre de una trilogía que reivindica la visibilidad de las mujeres

Antònia Torrelló Torrens y David García Vivancos presentan este viernes en Rata Corner el tercer volumen

Antònia Torrelló Torrens posa con la trilogía, con caricaturas de David García Vivancos. | Alejandro Sepúlveda

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Pocos días antes de que estallara la pandemia, la historiadora del arte Antònia Torelló Torrens y el caricaturista David García Vivancos presentaban Hartas, un título que juega con el hartazgo por la infinidad de mujeres que han permanecido en las sombras de la historia y arte, que es la perspectiva desde la que se aborda este silencio tan violento. Dos años después llegaba Muy hartas, una segunda parte que seguía la estela de la primera entrega: 28 mujeres procedentes de diferentes campos, aunque con especial énfasis en el arte, con textos amenos de Torrelló acompañados por las caricaturas de García Vivancos. Este viernes por la tarde, en Rata Corner (19.00 horas), presentan el final de la trilogía: Súper hartas.

«No quiere decir que el proyecto termine aquí, porque me gustaría seguir explorando esta línea, pero sí que damos por terminado Harta, que además ha consistido en talleres y exposiciones», apunta. La iniciativa, recuerda, surgió porque en la carrera de Belles Arts, en la UIB, se dio cuenta de que no estudiaban mujeres artistas. «Uno o dos nombres aparecían, pero era algo anecdótico. Y es muy chocante. ¿Dónde están? El hecho de no estudiarlas me hacía pensar que se debía a que simplemente no había, pero luego compruebas que sí, aunque no sabemos por qué no figuran en los planes de estudio ni en los museos. Por ejemplo, se acaba de celebrar Arco, que no ha cumplido con la paridad. El otro día fui a una exposición del Museu de Mallorca y solo había un cuadro pintado por una mujer, Pilar Montaner. El Prado tampoco puede presumir demasiado, pues apenas tiene media docena de obras de mujeres», denuncia.

Trilogía

Así, hace ya más de cinco años, nació Hartas. «En el primer libro recopilé los nombres más conocidos, como Artemisia Gentileschi o la impresionista Mary Cassatt. El segundo y el tercero supuso un ejercicio más complicado, porque busqué artistas más allá de la pintura, la escultura o la fotografía. Por ejemplo, busqué directoras de cine, artistas textiles, diseñadoras industriales o grabadoras. Además, tenía que tener en cuenta todos los periodos históricos, culturas y estratos sociales», matiza. Las introducciones de cada volumen, apunta, también han evolucionado.

«En la primera dejaba claro que las artistas hemos estado ahí desde el minuto cero. Hay estudios que confirman que las mujeres participaron en las pinturas rupestres. En el segundo quise reflexionar sobre el concepto de ‘anónimo’ que, como avisó Virginia Woolf, era una firma que con toda seguridad escondía la identidad de una mujer. Por último, la tercera introducción es más positiva y gira en torno a la sororidad, a la red que han tejido tantas mujeres para ayudarse entre ellas. En España tenemos un ejemplo muy bueno con Las Sinsombrero, la Generación del 27, y en Europa, las impresionistas», detalla.

Por otra parte, en algunos casos no logró encontrar ningún retrato de la artista en cuestión, por lo que a García Vivancos no le ha quedado otra opción que ocultar el rostro de, por ejemplo, las Hermanas de Mena, «escultoras dedicadas a la imaginería religiosa» o la grabadora italiana Laura Piranesi. A esta última, denuncia, se la conoce por ser hija de Giovanni Battista Piranesi y que posiblemente murió a manos de su hermano tras el fallecimiento del padre.

Caricatura de la grabadora italiana Laura Piranesi hecha por David García Vivancos.

«Durante estos años he impartido varios talleres en institutos y la primera vez que di uno en segundo de bachillerato pregunté qué artistas habían estudiado durante el curso. Luego pregunté qué mujeres. Se quedaron callados, con caras de sorpresa. Me confesaron que hasta ese momento ni se lo habían planteado. Eso es lo que tiene que cambiar. No podemos normalizar que no se hable de mujeres, no solo en el arte, sino en la filosofía, la literatura, etcétera. A estas alturas del siglo XXI no nos lo podemos permitir. Como dije la semana pasada en la exposición que inauguramos en Alcalá de Henares, nos estamos perdiendo una gran cantidad de patrimonio por el simple hecho de tratarse de mujeres», insiste.