Jean Marie del Moral: «No soy artista, pero sí sé mirar el universo de un artista»
El conocido fotógrafo inaugura este sábado en Aba Art Lab, como parte del Art Palma Brunch, la muestra ‘Los silencios del estudio. Artistas en Mallorca’
Palma Pilar Pellicer Cultura uh entrevista artista Jean Marie del Moral.
«Lo primero de todo: silencio. Lo segundo: ser invisible. Y lo tercero: saber colocarse sin molestar al artista». Esas son las reglas que han regido el modus operandi del fotógrafo Jean Marie del Moral, que se ha ganado la complicidad de artistas de la talla de Miró, Plensa, Barceló, Saura, Tàpies, Palazuelo, Apel·les Fenosa, Campano, Chillida, Broto o Esther Ferrer, que le han dejado entrar en su estudio, un espacio que no deja de ser «un autorretrato, una cueva con mucho movimiento».
Este sábado, dentro del Art Palma Brunch, Del Moral inaugurará Los silencios del estudio. Artistas en Mallorca, una muestra de 30 fotografías que ha tomado a creadores mallorquines o instalados en la Isla, empezando por la que le hizo a Miró en 1978, en Palma, y la última, la más reciente, sacada este mismo año a Miquel Mesquida en Manacor. «Es mejor perder una foto que molestar a un artista», sentencia Del Moral, consciente de que ha aprendido «con el tiempo».
Ego
«Un fotógrafo ha de olvidar su ego y ser muy humilde. Aunque seas humilde puedes captar muchas cosas, lo puedes conseguir con ligereza, sutileza, sin molestar. A muchos artistas no les gusta la idea de que estés allí mientras trabajan, pero hay un respeto mutuo. No me considero artista, pero sí sé mirar el universo del artista», admite. «Parece que todo el mundo es artista. Y ojalá que así fuera, el mundo sería un lugar mejor. No, yo soy fotógrafo. La fotografía es un arte aplicado y no digo que no tenga un sentido artístico, pero no me defino así», razona.
El proyecto, explica, surgió de la idea del silencio que hay en el estudio del artista, sin duda «un protagonista muy importante» en su proceso de creación. A partir de ese planteamiento, aclara, reunió una serie de 30 fotografías de 22 artistas, algunos de los cuales ya no están como Dolors Sampol o Steve Afif, que invitan a reflexionar sobre «qué dice el silencio de un estudio y cómo lo hace, pues lo puede hacer desde el objeto o con la forma de poner una herramienta sobre la mesa». «Es una conversación silenciosa entre una serie de estudios», sintetiza.
Así, por ejemplo, Susy Gómez y Teresa Matas tal vez no sepan que ambas tienen en su espacio de creación una antigua máquina de escribir con una fotografía colocada en ella. «Es un misterio inconsciente», resuelve. «En todas las imágenes se puede ver un diálogo, porque hay una coherencia: el hecho de que un estudio es un laboratorio. Lo es a través de la luz, los objetos que hay dentro, la forma de moverse por ellos. Y hay estudios amplios, otros reducidos, pero la alquimia por la cual se construye una obra está ahí y siempre me ha fascinado». «Hoy en día hay mucho ruido, tenemos que aceptarlo, pero el silencio es una medicina y no lo sabemos aprovechar. Y en realidad no cuesta nada: es lo primero que podemos compartir. He intentado, a lo largo de los años, contar el proceso poético a partir de las fotografías y me he dado cuenta de que la base siempre es el estudio. Es como un autorretrato, una cueva en la que hay mucho movimiento. Me interesa también cómo cambia el taller con el paso del tiempo, cómo se desplazan los objetos y se juntan otros, cómo una palabra tras otra construye una frase», compara.
Las fotografías de Jean Marie del Moral de los estudios de Susy Gómez (izquierda) y Teresa Matas (derecha), que guardan una clara similitud.
En una instantánea, tomada en el taller de Bernardí Roig en Binissalem, se aprecia cómo el creador tiene una fotografía de Samuel Beckett en un teléfono antiguo. «Esa escena se convierte en una fotografía surrealista porque Bernardí siempre dice que espera a que lo llame», bromea. En otra, que retrata el espacio de Steve Afif, aparece una carta en la que se puede leer la pregunta ‘¿un judío?’ «Steve murió y su estudio quedó intacto. Tuve el gran privilegio de sacar fotos tras su muerte y me fijé en que había ese papelito que, tal vez si hubiera estado vivo, no estaría ahí. Me gusta ese juego del tiempo, de armonía entre las formas y colores que conectan a unos y otros», apunta. En ese sentido, insiste en la importancia de no manipular escenas. «Hoy en día todo se exagera mucho. Quienes usan Inteligencia Artificial en fotografía se equivocan, porque la fotografía es el único medio que para el tiempo. El mundo no ha entendido todavía la importancia sociológica» de este «arte aplicado».
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