ORÍGENES. Antonio y Damià Sansaloni compraron el negocio de bebidas de la calle Sant Bartomeu, en frente de la antigua iglesia de Ferreries en 1966. Anteriormente había sido la fábrica de la marca S'Auba y remontándose todavía más en el tiempo, la de Productos Villalonga. Los hermanos Sansaloni, hombres de campo y carbón, como la mayoría de ferreriencs de la época, se introdujeron en el negocio de la fabricación de bebidas carbónicas artesanas bautizando sus sifones como Anda, en un acrónimo que sumaba sus nombres de pila.
Once años más tarde hacían construir su nueva fábrica en la calle Lepant, un espacio mucho más amplio y adecuado en el que poder modernizar la producción. La segunda generación, encabezada por los hijos de Damià Sansaloni, estaban preparados para continuar con el negocio.
CAS XIFONER. En 1999 Matías y su hermana Rosalía se hicieron cargo de la fábrica de refrescos y decidieron cambiar el nombre, pasándolo a denominar como Cas Xifoner en un claro homenaje a la profesión de sus antepasados. A la clásica elaboración de agua con gas y sifón que realizan con agua carbonatada fueron añadiendo la gaseosa y los refrescos de limón, naranja, manzana y piña, cuya fórmula secreta es marca de la casa. La producción anual de ciento cincuenta mil botellas se comercializa sobre todo durante los meses de verano, cuando Menorca se llena de turistas. Es precisamente durante este periodo que la fábrica trabaja sin descanso de lunes a sábado. “En invierno con dos personas nos basta, pero en verano somos cinco porque la demanda se dispara”, explica Matías Sansaloni.
“Hace dos años que parece que ha vuelto la moda de consumir el sifón y la gaseosa de fabricantes artesanos con el tapón mecánico. Ya quedamos muy pocos en Balears. Que yo sepa, en nuestra comunidad hay otro fabricante como nosotros y dos más con el respaldo de marcas multinacionales”, comenta. “La próxima generación tendrá que espabilar”, acaba diciendo Rosalía en referencia a su hija Dolores y su yerno Xavier, que ayudan en verano.
DISTRIBUCIÓN INSULAR. Cas Xifoner distribuye sus productos exclusivamente en Menorca, aunque también sirven a Catalunya. “Los costes de transporte nos comen todo el beneficio y no podemos. Además, en España no quedan fabricantes de vidrio y debemos importar las botellas desde Italia. Es un envase caro y por eso seguimos con la política de retornables”, comenta Matías. “La irrupción del plástico nos perjudicó mucho en su momento. Piensa que cada pueblo de Menorca llegó a tener uno o dos fabricantes de bebidas carbónicas con marcas como Costabella o La Carbónica, pero ahora únicamente quedamos nosotros. La limonada se vende sobre todo para las fiestas, para mezclar con ginebra en la típica ‘pomada' o gin con limón”, añade.
“Con la apuesta por el producto propio y el gusto por las cosas de toda la vida, hemos vuelto a resurgir un poco, aunque la crisis también nos quita clientes porque también hay menos gente en los restaurantes. El turismo del todo incluido que no sale de los hoteles y las grandes marcas de bebidas refrescantes que acaban copando el mercado nos deja poco margen de maniobra”, añade Rosalía. Desde Cas Xifoner distribuyen también a tiendas y supermercados de toda la isla.
El proceso de fabricación tiene un componente de sostenibilidad medioambiental ya que hoy en día pocos negocios pueden presumir de sacar al mercado pocos productos desechables. “El envase de vidrio es retornable y se reutiliza después de pasarlo por una máquina especial de lavado que tiene una capacidad de trescientas sesenta botellas a la vez”, explican los hermanos.
“Con la máquina embotelladora podemos producir dos mil quinientas en una hora pero también disponemos de una saturadora para la mezcla de agua con gas y de dos taponadoras para rosca y tapón de corona, además de la etiquetadora”, añade. “Para el sifón también disponemos de una máquina especial pero el proceso es manual. En el año 2000 adquirimos un equipo de agua para poder embotellar en frío, cosa que hace que el gas se adhiera mucho mejor”, comenta Matías.
RELEVO GENERACIONAL. La hija de Rosalía y su yerno Xavier colaboran en el negocio familiar durante julio y agosto, que son los meses con más carga de trabajo, con mercados como es Mercadal, donde tienen muchos clientes.
Se encargan también de las redes sociales con la voluntad de dar a conocer la marca más allá de las fronteras naturales de la isla. “Dolores encarna la tercera generación, que tendrá que tomar el relevo dentro de unos años, y seguramente deberá ampliar la distribución si quiere continuar con el negocio, porque la competencia cada vez es más dura”, explica Rosalía.
Cas Xifoner ha participado en los últimos años en ferias y mercados para ampliar la notoriedad de la marca. Sin embargo, Matías todavía tiene 53 años y le quedan unos cuantos para pasar el testigo a la siguiente generación.
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