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La recuperación en la construcción es una muy buena noticia, comparable con el aumento de visitantes a nuestras islas, no solo por el volumen económico que representa y que irradia a multitud de empresas llamadas auxiliares o complementarias, que son el componente esencial y necesario, sino también por lo que suponen con respecto al empleo directo e indirecto de personas con distinto nivel de cualificación; disminución de las cifras de paro; aumento de la afiliación a la Seguridad Social, y aumento de la capacidad de consumo para muchas personas de esta comunidad autónoma.

La construcción de nueva planta y la de remodelación y conservación ha experimentado en las últimas décadas una importante transformación hacia la calidad, la tecnificación, y la formación de los trabajadores. Todo ello, junto con los nuevos materiales y técnicas, hacen que podamos presumir de calidades europeas.

Si a ello añadimos que recientes regulaciones también han agilizado y facilitado permisos, licencias y seguridad jurídica, el futuro, entiendo, puede verse con optimismo moderado, después de un largo periodo de incertidumbre.

Sin crecimiento en el sector y sus auxiliares no sería posible una sostenida recuperación económica. Y sin una recuperación de la economía acompañada de inversiones internas y externas, y sin confianza en un futuro económico, tampoco.

Por todo ello, no deben escatimarse, por quien corresponda, todos los medios para facilitar esta actividad, como tampoco los medios necesarios para la formación de todo el componente humano que la componen en todas sus categorías, y en forma muy especial los medios para mantener y mejorar, si cabe, la seguridad jurídica.