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Las cuatro variedades del Queso Mahón-Menorca Denominación de Origen han sido merecedores del distintivo de calidad Saborea España, al ser consideradas aptas por parte de la comisión gestora que regula esta marca. Sin duda, una gran noticia que se dio a conocer la semana pasada durante la celebración de la Cumbre Internacional Madrid Fusión y que no nos tendría que pasar desapercibida. Menorca avanza casillas en el tablero de destinos turísticos gastronómicos, gracias a sus excelentes productos, en una nueva visión de la promoción y comercialización de la isla que está empezando a cuajar estratégicamente.

Por desgracia, llevamos cuatro décadas instalados en una inercia facilona de sol y playa que está completamente agotada y que tiene su orígenes en nuestra propia manera de actuar, tal y como escribía sensatamente Esther Mascaró en la revista Hosteltur hace unos días, afirmando que los menorquines no se han decidido todavía a vivir del turismo porque para muchos es sinónimo de molestia, masificación y pérdida de identidad. Tengo la sensación de que algunas cosas quizás estén cambiando pero todavía llevamos el freno de mano puesto porque molesta que un hotel quiera construir un parque acuático para fidelizar a sus clientes en Sant Lluís, molestan las terrazas interiores de los bares del centro de Ciutadella o han molestado las iniciativas que apostaban por el turismo de golf para desestacionalizar la temporada, entre otras muchas cosas. El progreso económico de los menorquines pasa sobre todo por el turismo, o si preferimos, en un sentido más aspiracional, por el sector quinario, como afirma la Dra. Carolina Beltrán, en una sabia mezcla de cultura, educación, arte y entretenimiento con un tamiz turístico. Ejemplo de ello puede ser la obtención del reconocimiento de la Unesco a Patrimonio de la Humanidad por sus monumentos talayóticos, una fantástica iniciativa que deseo llegue a buen puerto pero donde todavía falta un compromiso real de la ciudadanía más allá del gestual, si tenemos en cuenta las modestas cifras de adhesiones recogidas en la pagina web de la candidatura (727), muchas de las cuales son de personas de fuera de la isla.

En fin, como dice la fraseología popular, lo llaman suerte pero es constancia; lo llaman casualidad pero es disciplina; lo llaman genética pero es esfuerzo. El verbo poder se conjuga estos días por todas partes, en una actitud de cambio que resuena al “yes, we can” de Obama. Menorca tiene que cambiar muchas cosas, empresarialmente hablando, para decidirse a entrar definitivamente en el negocio turístico y dejar de ser una marca blanca.