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Tras un febrero positivo en el que el IBEX logró cerrar por encima de 11.000 puntos, parece que se enfrenta de nuevo a su resistencia más fuerte. Ya en 2014 logró superarlos dos veces, en junio y agosto (y en diciembre estuvo a punto), pero al llegar a 11.200 se giró sin conseguir consolidarlos.

Sin duda esta es la clave para ver si continuaremos con la tendencia alcista de otros índices de nuestro entorno, que sí han roto sus resistencias de forma holgada. Sin embargo el IBEX, lastrado por el peso que tiene Santander, estaba todavía lejos de estos niveles cuando el resto logró romperlos y ahora nos hemos quedado atascados.

Precisamente esta divergencia con otras bolsas sumada a la gran liquidez que hay en el mercado y a los resultados empresariales son señales positivas para prever nuevas subidas, y las principales acciones de nuestro selectivo tendrán mucho que decir.

Precisamente el Santander es el que más recorrido tiene en estos momentos, ya que sus resistencias más fuertes están muy alejadas situándose entorno a 7,20 y 7,60, que marcan su máximo histórico (siempre que aquí se habla de máximos históricos en acciones se hace descontando dividendos y ampliaciones). Al contrario, la pérdida de los 6,20 pondría en peligro este potencial.

BBVA y Telefónica sin embargo están en una situación más parecida al IBEX. Al primero le cuesta consolidar por encima de los 9 euros, algo que le podría impulsar hasta cerca de los 10. Por el contrario un retroceso hasta soportes cercanos a 8 euros no sería descabellado, mientras que la segunda está actualmente luchando por consolidar por encima de 13,70. En caso de conseguirlo sus máximos históricos (14,60-14,70) serían su objetivo.

Es interesante hablar aquí de la única balear cotizada, Meliá, que está en plena tendencia alcista tras romper los 9,50 euros, situando su objetivo más real en 11,40, mientras que los 10,50 euros le pueden servir como soporte a corto plazo.