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Nunca se puede afirmar, pero parece que a medio plazo la situación de Grecia está encaminada, al menos en el momento de escribir este artículo. Y los mercados han reaccionado rápida y positivamente, colocando las bolsas en sus niveles prácticamente anteriores al anuncio del referendum. Posiblemente una salida de Grecia del euro también hubiera provocado subidas, pero no tan inmediatas, ya que incluso podríamos haber visto números rojos adicionales unos días. Ahora, la cuestión es analizar qué pasará a partir de este momento en el que el “ruido” que llega de Grecia molesta mucho menos.

La conclusión más simple es que estamos en la misma situación de hace escasamente unos meses, de hecho si se mira un gráfico de las principales bolsas uniendo únicamente cierres semanales (básicos para análisis a largo plazo) se podría apreciar que las últimas semanas han sido casi planos, con alguna contada excepción.

Visto esto, parece que los principales factores para ser optimistas respecto a las bolsas europeas no han variado en absoluto:
Las valoraciones de empresas siguen siendo muy buenas, algo que se confirma con las numerosas operaciones corporativas en las que se adquieren pequeñas compañías a precios “de saldo”. La confianza del inversor casi está en máximos, lo que deja muy lejos un entorno de euforia que podría provocar un giro radical.

Las políticas monetarias del BCE ayudan mucho a las subidas de bolsa: una parte de la liquidez que se inyecta va a los mercados, y el de renta fija está muy caro, a pesar de las caídas de las últimas semanas.

A pesar de los últimos “sustos” la tendencia de las principales bolsas sigue siendo alcista, por encima de soportes clave (incluso en los momentos más duros de la crisis griega se han mantenido a cierre semanal o a niveles muy cercanos). Ir a favor de la tendencia cuando todos los otros factores son positivos da altas probabilidades de éxito.