Preocupante el diagnóstico que ofreció sobre Menorca hace pocos días el catedrático de economía de la UIB Antoni Riera y director de la Fundació Impulsa. Primero en la conferencia que ofreció en el Club Marítimo con motivo del ciclo Repensar Menorca, organizado por el Diari Menorca, y al día siguiente, en el encuentro celebrado con el Cercle d'Economia. Riera alertó a todos los presentes de la baja productividad y competitividad que acusan las empresas menorquinas, provocando que en los últimos dieciséis años hayamos pasado de estar por encima de la media balear a situarnos prácticamente en la cola. Que la economía de Menorca solo haya crecido un 0,2 por ciento entre 2003 y 2015 es realmente grave y sintomático porque la ha situado en un equilibrio de bajo perfil, arrastrada casi por una inercia que podría ser muy peligrosa y que nos dejaba más expuestos a circunstancias impredecibles como las consecuencias que el brexit pueda tener para Menorca. ¿Qué nos queda en términos de bienestar? Pues esta situación, entre otras cosas, ha provocado que un ciudadano menorquín haya erosionado su poder adquisitivo nada más y nada menos que un 27% y que, por ejemplo, el esfuerzo de las familias por enviar a su hijo a estudiar fuera implique mayores sacrificios.
Productividad
08/07/16 0:00
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1 comentario
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Creo que por la parte que le toca,el trabajador de Baleares,supera con creces la productividad, otra cosa es las inversiones y modernizaciones de las empresas, ahí vemos claramente que la mayoria solo ceden todo el peso de la productividad a la mano de obra