La imponente finca agrícola ganadera de Binissuès está situada en el Pla Verd de Ferreries, un predio de más de 200 hectáreas. | Gemma Andreu

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Pocos lugares de Menorca ofrecen una oportunidad tan evocadora de acercarse y sentir la esencia de la isla en su faceta más rural como Binissuès. Menorca es sol y playa pero también naturaleza y campo. Desde principios del mes de marzo, esta finca señorial ubicada en el Pla Verd de Ferreries se ha incorporado a la oferta turística complementaria con el atractivo de ofrecer un viaje al pasado para redescubrir los trabajos antiguos de los payeses en una recreación en vivo de sus usos y costumbres. Una iniciativa que ha surgido de la inquietud del empresario Rafael Seguí, alma e impulsor de este proyecto innovador para Menorca en el que ha conseguido la implicación de la propiedad de este privilegiado predio. Ofrecen una forma divertida de vivir una experiencia que mezcla cultura, historia y gastronomía.

LA FINCA. Rafael Seguí llevaba más de dos años buscando un lugar en Menorca donde hacer realidad su sueño de recrear los trabajos antiguos del campo. Este empresario de 52 años de vocación emprendedora, gerente de las empresas Menajes Menorca y Uniformes Menorca, sentía las ganas de hacer un homenaje a la vida payesa de sus orígenes. Enseñar a arar la tierra, a sembrar el trigo, a trillar, a ordeñar, a amasar pan y cocerlo en un horno de leña, a estar en contacto con los animales para alimentarlos o extraer agua con la norpostar; por mostrar algo que no se estuviera haciendo en la isla para el turismo desde la Menorca más tradicional. Y así fue como encontró su paraíso particular en la finca agrícola-ganadera de Binissuès.

Un predio cuyos orígenes se remontan al año 1700, con más de 200 hectáreas de siembra y cultivo de forraje y una cabaña de más de 300 animales entre vacas, cerdos y corderos. La explotación es propiedad de Carlos de Salort, conde de Torre Saura, que además tenía abierto al público un restaurante y un Museo de Ciencias Naturales desde 2001. Un lugar ideal para poner en marcha este nuevo proyecto y que podía estar complementado por la visita a la casa señorial y a la vivienda del payés.

Tras una inversión de más de 150.000 euros y la aportación de material del campo original de un valor incalculable, Rafael Seguí y el propietario de la finca sentaron las bases de este nuevo atractivo que se puso en marcha a principios de este mes de marzo y por el que ya han pasado más de dos mil personas.

LA EXPERIENCIA. En Binissuès trabajan hasta diez personas y es que la visita supone un circuito de diversas experiencias. Cada mañana se recrean los trabajos del campo en vivo y en directo: tres actores encarnan a una familia de payeses que, vestidos al uso y acompañados por sus animales, muestran las tareas como se han venido realizando a lo largo de tantas generaciones de forma pedagógica y simpática.

“Se trata de un espectáculo muy auténtico para todas las edades, que invita al visitante a involucrarse y sentirse como un auténtico payés”, explica Llucia Pons, directora de Binissuès. La actividad se complementa con una muestra de baile folklórico tradicional y una degustación de productos típicos de la isla.

El circuito permite también adentrarse en la casa señorial de la finca, que ha sido convertida en museo, y muestra las estancias ambientadas además de un audiovisual donde se relata la vida de la familia propietaria durante sus vacaciones. “Está también la casa payesa, que era el centro de la vida y la organización de los trabajos del campo, con visita a la cocina y su gran chimenea, que era el espacio principal de reunión de la familia donde se preparaba la comida”, añade la directora.

La visita prosigue en un antiguo pajar en el que hay presente una colección etnológica que contiene medios de transporte de hace más de un siglo, como una colección de carruajes de época o un Buick de 1928, además de herramientas y utensilios para labrar la tierra o para el manejo del ganado. Finalmente está también la posibilidad de entrar en el Museo de Ciencias Naturales de Menorca, en el que está expuesta una espectacular colección de más de 8.000 insectos que son el fruto del trabajo de recolección de los hermanos Carreras Torrent, además de una reproducción de 225 especies de setas menorquinas. “Estamos hablando de una de las colecciones privadas más importantes de nuestro país y un elemento destacado de la visita”, añade Pons.

El parque infantil y la zona de juegos gigantes de madera completan el recorrido que permite acercarse también a la gastronomía menorquina a través del restaurante, ubicado en una casa del siglo XVIII. Un espacio que privilegia de amplias terrazas y un comedor tradicional donde los camareros también visten de manera tradicional.

FUTURO. Aunque se trata de la primera temporada, los responsables de Binissuès están muy contentos por la acogida que han tenido entre el turismo nacional y extranjero. No han tenido mucho tiempo para presentarlo a agencias de viajes y touroperadores de fuera de la isla pero su objetivo es poder acudir a las ferias más importantes de turismo para darse a conocer.

A nivel local han concertado visitas escolares para el próximo curso, además de grupos de jubilados de Menorca que se han interesado especialmente por esta recreación de su pasado más cercano. Rafael Seguí explica que tienen muchas ideas en mente para convertirlo en un lugar de visita obligada. De momento, hace unos días han puesto en marcha una actividad nocturna para pasar una noche en el museo y cenar bajo las estrellas que ha supuesto un nuevo aliciente.