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Calidad, comunicación del producto y concienciación del consumidor. Estas fueron las recetas en la última edición del Foro Mongofre de Economía y Medio Ambiente, dedicado precisamente al producto local. Recetas extraídas del sentido común que a menudo se olvidan, pero que son capaces de generar valor. En Menorca todo el mundo es consciente de que gracias al auge del producto de proximidad, podemos salir ganando, ya que con el consumo de alimentos de la isla beneficiamos el negocio local y cerramos el círculo de la sostenibilidad. Por cierto, uno de los ponentes se encargó de matizar que cuando hablemos de productos de proximidad, debemos ser precisos porque kilómetro cero, solo puede adjetivarse al producto de aquí comercializado aquí mientras que la denominación producto local es válida urbi et orbi. Los melocotones de Calanda son producto local del Bajo Aragón que podemos encontrar en cualquier parte, pero tienen kilómetros recorridos.

La realidad del producto local en Menorca es mucho más tozuda porque una cosa es el romanticismo que fluye en este tipo de encuentros, en los que uno se pone fácilmente de acuerdo, pero otra cosa son las historias individuales de los que lo están intentando. Malestar general por la demora en la tramitación de ayudas de los expedientes del Govern para el sector primario, interminables trámites de licencias, autorizaciones y permisos sin sentido, productores que no encuentran vías de comercialización que compensen su esfuerzo y un entorno competitivo en el que no todos los consumidores están dispuestos o pueden, llenar su cesta diaria de productos gourmet. Es verdad que en una década, el paisaje de iniciativas de comercialización que se han puesto en marcha en lo local es muy esperanzador, pero si los analizamos de cerca, son microproyectos que cualquier resfriado de la economía puede poner fácilmente en jaque.

Borja Matoses, crítico gastronómico y promotor de un proyecto empresarial para elaborar y comercializar mahonesa desde Menorca, advirtió sabiamente de que la competencia era terrible y que para ganar la partida, hacía falta unidad de acción, marketing, calidad, largo plazo, diversificación, innovación y agricultura alternativa. AgroMenorca es un claro ejemplo a seguir de una empresa guiada con inteligencia, que ha sabido pasar del romanticismo al realismo, dedicada a la producción y comercialización de productos hortofrutícolas. Tomemos nota.