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No sé si el verano que estamos pasando será recordado por las temperaturas de bochorno, por el hit del Despacito o por los problemas crecientes que está generando el alquiler turístico vacacional.

El Cercle d‘Economia de Menorca apresuraba al Govern en su última nota de opinión para que resolviera esta cuestión de una vez por todas. La problemática de las viviendas turísticas nos puede complicar las cosas a corto plazo, y su proliferación está jugando claramente a favor de una mayor saturación turística, explicaba el Cercle. “Harán falta criterios claros para la ordenación y regulación del alquiler turístico vacacional, y sobre todo que aporten seguridad jurídica y con la voluntad de haber alcanzado el máximo consenso”, añadía su nota de opinión. Y es que desde que a los ciudadanos nos han hecho descubrir que estábamos sentados sobre una mina de oro sin saberlo, hacen falta nuevas reglas para no convertir la sociedad en una selva. De entrada, porque la realidad de alquilar un piso de forma no legal pone en peligro la convivencia, como está ya sucediendo en Eivissa, pero también puede poner en jaque el patrimonio de muchas familias, cuya vivienda se encuentra rodeada de vecinos molestos que le obligan a plantear una salida del infierno en el que le está tocando vivir.

En segundo lugar, porque la Administración no tiene capacidad para enfrentarse a toda esta proliferación, y para muestra, el número de inspectores con los que cuenta Menorca hoy día para hacer el control: cuatro en total. La tercera reflexión sobre este tema va un poco más allá y proviene de la conclusión a la que acaban llegando muchos propietarios, que quieren buscar un rédito a sus inmuebles. La sobreprotección que hemos hecho del arrendatario moroso por parte del legislador invita a no optar por alquileres convencionales donde al inquilino que no paga, no hay forma de expulsarlo sino es mediante un proceso judicial. Sin duda, es más cómodo optar por un alquiler turístico vacacional más jugoso que se cobra bajo mano y sin ningún control, que no arriesgarse a realizar un alquiler a una persona que, si no paga, parece que tenga más derechos y menos obligaciones que el que se lo alquila.

Por cierto, proteger de morosos al arrendador puede copiarse de otros países, en los que para alquilar se pide un historial certificado de alquileres previos. La lástima es que en nuestro país, los problemas en los que interviene la Administración acostumbran a convertirse en crónicos porque la música ambiental que tienen puesta coincide muchas veces con el hit de este 2017.