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El Govern y los consells insulars acaban de elaborar el documento Estrategia de Turismo Sostenible para las Illes Balears 2017-2020.

Pero, ¿es turismo sostenible un oxímoron? Pues estamos en pleno debate en los medios, en las instituciones, en las calles…, si bien recuerdo ya en mi época de estudiante de Turismo en la UIB por el año 2000 era uno de los temas principales de debate.

Y seguiremos debatiendo porque el problema principal sigue siendo el mismo, cuando cambie el color político cambiará la estrategia.

Al igual que con el modelo educativo, seguimos sin llegar a ningún consenso o pacto autonómico (es decir, un pacto entre todos los partidos de la Comunitat en asuntos de trascendencia) que haga que podamos trazar unas líneas maestras de actuación sin consideración de qué partido ocupa el Govern en cada momento.

Para los que todavía os estéis preguntando que es un oxímoron, es una figura retórica de pensamiento que consiste en complementar una palabra con otra que tiene un significado contradictorio u opuesto (como calma tensa, crecimiento negativo, secreto a voces, o mejor aun, izquierda “unida”, partido “popular”, etc..).

Es decir, saber si es posible seguir viviendo del turismo sin perjudicar el medio ambiente y la cultura local. Saber conjugar progreso con sostenibilidad, o lo que es lo mismo, crecimiento económico con saturación turística, aumento de salarios con playas desiertas, etcétera.

Parecen unas comparaciones duras, y peligrosas diría también, pero es que la realidad es como es y no como nos gustaría que fuese. El turismo tiene unas consecuencias positivas y otras negativas, como cualquier otra industria, y hay partidos políticos que solo se centran en las consecuencias negativas sin querer ver las positivas, y viceversa. Saber llegar al equilibrio es sin duda lo más difícil, y Balears en su conjunto, políticos, empresarios, ciudadanos, etc., deberíamos a empezar a pensar de una vez por todas “qué queremos ser de mayores”.

Soy de los que piensan que el turismo en Balears, sin duda, puede llegar a ser sostenible, que conlleva muchos más beneficios que perjuicios, pero hay que planificarlo y gestionarlo de forma que no cause problemas ambientales o socioculturales que comprometan a nuestras generaciones futuras.