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La innovación es una fuente de progreso. Si la practicamos en el propio núcleo del management, el motor de nuestro desarrollo podría encontrar un atajo, con peligros, para aumentar su potencia.

Sin darnos cuenta, nuestra administración eficiente ha creado o detectado zonas de estabilidad, a veces superando complejidades, que promueven la coordinación y la especialización, que pueden convertirse en zonas de confort e inercia.

Los procedimientos que se aplican deben repensarse siempre que se presente una posibilidad tanto frente a una alternativa de cambio como para reflexionar, atentos a lo desconocido o imprevisto que aceptaremos como oportunidad.

Aunque nuestros temas son la gestión y la innovación, tenemos presente que el conflicto puede ser origen de éxito. Por esta razón elegimos el siguiente hilo conductor, proponiendo tres vías específicas en función de la zona de conflicto.

1. En la propia gestión de la innovación
Reconocida como garante de la pervivencia, desarrollo y rendimiento de las empresas, con aportaciones que a veces preceden al concepto, emergiendo de distintas y no pocas fuentes. Sobre la innovación, desde finales de la primera década de este siglo aparecen varias definiciones, no contradictorias, con el nombre de innovación empresarial, como “la introductora de nuevas prácticas de gestión con la intención de mejorar el rendimiento”, situados en un nuevo contexto. Inicialmente eran mayoría las innovaciones tecnológicas, después, acompañadas con la expresión empresarial, comienza un protagonismo compartido de las innovaciones administrativas, organizativas… obviando las tecnológicas que venían de por sí centrando la atención. Un buen ejemplo de la evolución de su importancia relativa se experimentó en algunas empresa de élite que, al complementar sus laboratorios I+D con novedades en la gestión, se convirtieron en grandes corporaciones.

Uno de los principales catalizadores de la innovación son las organizaciones especialmente adaptadas a estas actividades, puesto que conviven con la tolerancia, el trabajo en situaciones inesperadas y la necesidad de integrar nuevos esquemas en los procedimientos establecidos, y especialmente son las propias conexiones que generan entre ellas, las generadoras de innovación.

2. La innovación en la gestión
El estilo y la forma de trabajar de la dirección de innovación impactarán en los niveles directivos superiores. Existe abundante literatura que destaca la influencia de estos últimos en el desarrollo de las innovaciones. El aumento de la complejidad, los diferentes contextos impuestos y enfrentados por visiones distintas aconsejan asumir nuevos puntos de vista para captar sinergias, valorando la diferencia y la búsqueda de terceras alteraciones.

3. Las organizaciones alternativas
Al profundizar en la gestión vamos conociendo otros diseños organizacionales, de entre los cuales los más interesantes son aquellos que se nos presentan como alternativa, porque rechazan o se enfrentan al contenido de nuestros espacios dominantes. Estos pueden generar el conflicto que provoque la alternativa de crear nuevos diseños modificando valores, normas y criterios establecidos en el seno de un espacio dominante al emerger por una estrategia deliberada o de acontecimientos o estímulos externos.

La dirección empresarial debe detectar y comprender los orígenes de posibles disfunciones, desafíos y debilidades que pueden surgir y manejar un horizonte prometedor como fuente de la innovación.

En las tres vías apuntadas, la cuestión es no solo elegir o imaginar la solución, sino analizar cómo se generan estos procesos sobre todo teniendo en cuenta las tensiones que la Revolución Digital provoca en las tres vías de la innovación.