Cuando los expertos coinciden en señalar que la oferta gastronómica se ha convertido en uno de los aliados que mejor pueden contribuir a desestacionalizar un territorio, Menorca aspira a hacerse un hueco en el selecto mapa de destinos gastronómicos por excelencia de nuestro país y del mundo. A principios de noviembre se presentaba en sociedad la Guía Matoses, una selección de los 100 mejores restaurantes de Menorca con la participación del chef Joan Roca, copropietario de El Celller de Can Roca, y del crítico gastronómico, Borja Matoses, autor de la misma. Una guía que, en palabras del propio Roca, supera a la famosa Guía Michelin en cuanto detalle de información contenida y que pone en valor el gran patrimonio cultural gastronómico de la isla gracias al trabajo de su autor.
Vinculado a Menorca desde hace 30 años, Borja Matoses es un cronista gastronómico que recorre cada año más de 300.000 kilómetros (unas diez vueltas al mundo) para visitar unos 300 restaurantes diferentes y probar cerca de 4.000 platos. Miembro de la Real Academia de Gastronomía, escribe para distintos medios de comunicación, como El Mundo, Tapas Magazine, Planeta Gastro o Diari Menorca, entre otros, además de colaborar también en la Guía Repsol o participar en congresos y eventos culinarios de gran recorrido nacional e internacional, como Madrid Fusión, entre muchos otros.
Por su trabajo ha vivido a caballo entre Miami, Madrid y Menorca, pero el año pasado decidió instalarse definitivamente en la isla para liderar un proyecto agroalimentario que espera poder ver la luz en 2018.
Desde que estalló la crisis económica, decidió aportar su granito de arena a Menorca descubriendo cada verano en sus artículos la pujante oferta gastronómica local. “Se calcula que en Menorca existen entre 1.600 y 1.800 establecimientos de hostelería y restauración. Mi objetivo era divulgar la gran variedad de registros de cocina que existe en un lugar tan pequeño como este. Me lo tomé como un reto porque no hay un solo sitio que aparezca en la guía que no tenga algo que lo distinga”, explica Matoses.
“La lista variará, habrá establecimientos que saldrán y que entrarán; mi idea es revisar año a año todos los restaurantes y que sea un espejo de la salud de la gastronomía”, añade Matoses. “En Menorca lo que nos falta es la estrella Michelin, algo que llevo reivindicando desde hace ocho años porque hay tres o cuatro establecimientos que indudablemente serían merecedores del reconocimiento mundial, lo que no solo sería importante para el restaurante sino para toda la isla. De todos modos, creo que en los próximos cinco años vamos a tener sorpresas”, pronostica el crítico gastronómico.
ELOGIO AL PRODUCTO. Para Borja Matoses, al contrario que en otras zonas geográficas, Menorca tiene la riqueza suficiente para poder justificar su inclusión como un destino de turismo gastronómico. “No solo hay una gran variedad de cocina sino también de materias primas locales, tanto de mar como de tierra y hortofrutícolas”, comenta el autor.
Y sobre este mismo argumento hizo hincapié Joan Roca durante la presentación de la guía. El chef del mejor restaurante del mundo dijo quedar impresionado de la gran variedad de producto en tan poco espacio y también resaltó el conocimiento y la relación con los payeses y ganaderos de su entorno. En este sentido, Borja Matoses opina que existe una legión de nuevos agricultores artesanos, una variedad de gente joven, todos menores de 35 años, que van a liderar la próxima revolución después de la gastronómica en Menorca, que será la del campo. Joan Roca afirmó que la isla debería copiar el ejemplo de Girona, una provincia de 600.000 habitantes que tiene 18 estrellas Michelin. A su casa regresó con productos de Sa Cooperativa del Camp.