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Desde hace unas semanas diversos acontecimientos se han sucedido en una dinámica que hace temer que España pueda estar afrontando un punto de inflexión en su evolución económica. Prácticamente todos los elementos que permitieron la rápida recuperación economía española a partir del año 2014 y que en su momento fueron denominados como “vientos de cola” parecen estar cambiando diametralmente su dirección, poniendo en peligro la definitiva recuperación económica.

El precio del petróleo jugó un papel primordial en la crisis. Desde el año 2009 España encadenó 5 años de decrecimiento económico que coincidieron con una pronunciada escalada del precio del petróleo. En el año 2009 el PIB cayó un 3,9%, en el 2010 se estancó (0%) y en los tres siguientes continuó la caída (-1,1%, -2,9% -1,7%) hasta acumular una retroceso del 9,5% entre 2009 y 2013. Curiosamente durante este mismo periodo, el petróleo registró precios anormalmente altos. Subió desde los 57.30 $ de media por barril Brent en el año 2009 hasta alcanzar los 114 $ por barril en 2011, manteniendo la cuota de los 100 dólares hasta el año 2014.

Con la moderación del precio del petróleo llegó la moderación en el IPC, que pasó de registrar crecimientos del 3,7% en 2011 o del 2,4% en 2012 a registrar una inflación media anual del 0,3% en los últimos 5 años (2013-2017). La moderación de precios ha permitido recuperar competitividad y salir de la crisis creciendo por encima del 3% en los últimos cuatro años.

Esta baja inflación se consiguió además con un tipo de interés a largo plazo excepcionalmente bajo en los últimos cuatro años, permitiendo el oportuno desapalancamiento financiero y la recuperación de la inversión privada. El tipo de interés medio a largo plazo en el año 2012 fue del 5,85% debido en gran medida a los récords alcanzados por la prima de riesgo española a mitad de dicho ejercicio. Pero gracias a los buenos datos económicos alcanzados, el tipo de interés medio descendió hasta 2,72% en 2014 y al 1,39% en 2016, espoleando la creación de empleo.

Paralelamente a esta mejora, la primavera árabe, los conflictos en Siria y la inestabilidad interna en Turquía permitieron alcanzar cifras históricas de turismo. El turismo, el petróleo, la moderada inflación, los tipos de interés inusualmente bajos, o los salarios moderados han sido los “vientos de cola” que parecen estar abandonando hoy nuestra economía y posiblemente frenando nuestra recuperación.

El precio del petróleo ha rozado los 80 dólares por barril a finales de mayo (un 60% mas que en 2017), la prima de riesgo española se ha visto arrastrada por la italiana y por nuestros recientes acontecimientos políticos hasta rozar los 145 puntos la semana pasada (en comparación a los 67 puntos de abril). El turismo se recupera en Turquía, Egipto y los demás países de Mediterraneo oriental y la inflación interanual de mayo ha cerrado en el nivel del 2%.

A estos acontecimientos debemos unir el anuncio de la retirada de la política de estímulos monetarios del BCE que permite adivinar intereses crecientes en el futuro inmediato al mismo tiempo que el nuevo presidente español debe gobernar con el menor número de escaños de la historia de la democracia española y con el problema irresuelto de Catalunya, lo que augura sin duda una mayor inestabilidad política.

En definitiva, si se mantienen las tendencias actuales será difícil volver a crecer y crear rápidamente empleo si no se adoptan nuevas reformas estructurales que sustituyan los vientos de cola que hasta ahora nos han llevado. Toca remar.