TW

En tiempos como los actuales de incertidumbre y cambios vertiginosos, en los que la inestabilidad es la norma, tener un propósito -misión visión y valores claros- nos ayudará a avanzar. Nosotros definimos el nuestro en 2007 y en 2017, viendo cómo había cambiado nuestro mundo, nos propusimos reflexionar y adaptarlo a esa nueva realidad.

Nos llamó la atención que en una sociedad cada vez más avanzada en términos de progreso científico, derechos y libertades, mayores avances... crecían los casos de depresión, angustia, frustración o ansiedad, aumentaban los niveles de insatisfacción en el trabajo y se multiplicaba la crispación. Es decir, podríamos afirmar que nuestra sociedad cada vez era más infeliz.

¿Pueden las empresas contribuir a revertir esta situación? Si asumíamos que pueden y deben, no podíamos quedarnos de brazos cruzados y ante esta situación decidimos evolucionar nuestra misión como compañía, descrita como “proporcionar bienestar mediante el cuidado y el cuerpo de la mente”, hacia una decididamente motivadora como es “inspirar a las personas a ser felices”.

Obviamente si nosotros, los que formamos parte de Artiem, no caminamos hacia la felicidad, difícilmente podremos inspirar a los demás a lograrlo. En este punto, la fórmula que nos ayuda a lograr este estadio se fundamenta en vivir día a día nuestros valores. La confianza como base de nuestras relaciones nos permite sentirnos personas valoradas y respetadas, y desde esa confianza, afrontamos con pasión un trabajo que nos llena, y, por lo tanto, transmitimos, contagiamos, alegría en lo que hacemos. Si llegamos a este punto es porque, sin duda, decidimos sobre nuestra vida, lideramos nuestro futuro. Ese liderazgo personal nos lleva a plantearnos nuevos retos, a avanzar, a crecer personal y profesionalmente, a ampliar nuestros límites y salir de la zona de confort. En definitiva, a superarnos. Para ello, nos comprometemos a explorar nuevas maneras de hacer las cosas y a formarnos. Apostamos por innovar. Todo esto que nos hace crecer como personas, por sí solo no nos daría la felicidad plena, para ello hay que buscar tener un impacto positivo en nuestro entorno, creando prosperidad, teniendo un propósito inclusivo.

Así, con una misión y unos valores bien definidos, una empresa puede consolidar su visión, en nuestro caso “ser una empresa líder por su modelo innovador e inspirador, centrado en la felicidad de las personas, y por el compromiso con la prosperidad sostenible y el impacto positivo en nuestro entorno”.

Este propósito es lo que nos guía en estos momentos de incertidumbre y cambio. A más incertidumbre, más fieles a nuestro propósito, un propósito que se traduce en la gestión diaria en dos principios que orientan la toma de decisiones:
1.- Trabajar para lograr la prosperidad de nuestro entorno y de nuestros stakeholders no es solo una responsabilidad como empresa, sino que es una forma de obtener ventajas competitivas sostenibles.
2. Lograr colaboradores comprometidos y satisfechos, que proporcionarán bienestar y satisfacción a nuestros clientes buscando la excelencia en el servicio, de tal forma que nos ayuden a crecer de forma competitiva y sostenible.

Ser fieles a nuestro propósito, trabajando día a día para hacerlo realidad, es lo que nos ayuda a transformar esta incertidumbre e inestabilidad en oportunidades para desarrollarnos como personas y como empresa, ofreciendo a nuestros trabajadores la posibilidad de desarrollarse en una organización líder por su modelo inspirador e innovador centrado en la felicidad de las personas.

Este es nuestro propósito, ¿cuál es el suyo?