Malena Riudavets, presidenta de la cooperativa de enseñanza Cide, presidenta de la Unió de Cooperatives de Treball Associat de Balears, vicepresidenta de la Federació de Cooperatives de Balears, además de vicepresidenta de la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo Asociado (Coceta), es hoy una firme defensora de la Ley de Microcooperativas. Los trámites imprescindibles para aprobar la Ley van superándose y Riudavets espera que el Parlament “la apruebe a la menor brevedad posible”.
La tradición fija que una cooperativa deberá tener como mínimo tres socios, pero la realidad actual se ha acabado imponiendo y ya son muchas las comunidades que permiten la creación de microcooperativas, que tienen un mínimo de dos socios. Riudavets asume el cambio y alaba la intención del Ejecutivo.
“Durante muchos años he pensado que debíamos ser fieles a la historia y no permitir cooperativas con menos de tres socios. He evolucionado y hoy me parece positivo que puedan constituirse cooperativas con solo dos personas. Hemos observado que en otras comunidades en las que se ha permitido la creación de microcooperativas, con solo dos socios, se ha producido un avance espectacular”, asegura.
Las cooperativas, por definición, tienen la intención de crear puestos de trabajo estables y de calidad. Los socios, de hecho, son los más interesados.
Las microcooperativas, en todo caso, en Balears podrán tener una vida máxima de siete años. “Hay comunidades autónomas como Murcia que han fijado un periodo máximo de cinco años y que ahora se están planteando la posibilidad de que la existencia de microcooperativas pueda ser indefinida. Desde el sector de las cooperativas de Balears, y el Govern ha recogido nuestra propuesta, optamos por siete años, como también han hecho Navarra y La Rioja. Descartamos, además, la posibilidad de que sea con carácter indefinido”, afirma Riudavets, que recuerda que transcurridos los siete años las microcooperativas deberán haber aumentado el número de socios, transformarse en otro tipo de empresa u optar por la disolución.
TIPOS DE COOPERATIVAS. Existen muy variados tipos de cooperativas. Las de trabajo asociado son aquellas en las que el socio ha de aportar su trabajo. Las cooperativas agroalimentarias son aquellas en las que el socio aporta su producción, que se comercializa de forma conjunta. Además, las cooperativas de consumo son aquellas en las que el socio es consumidor. Existen también las cooperativas de vivienda, que proliferan en Balears, además de las cooperativas de transporte.
HIJAS DE LA CRISIS. Balears no es tierra de cooperativas. De hecho, las 166 que existían en Balears al acabar 2017 suponían uno de los porcentajes por cada 100.000 habitantes más bajos de España. Balears se encuentra muy lejos de comunidades como Murcia, Navarra o el País Vasco, que cuentan con una larga tradición cooperativista. Catalunya (4.410) es la comunidad con mayor número de cooperativas por delante de Andalucía (3.970) y la Comunitat Valenciana (2.478).
El tópico asegura que las cooperativas son hijas de la crisis. De hecho, en momentos de dificultades económicas, se ha demostrado que se crean más cooperativas y que resisten mejor las embestidas de la crisis.
En la última crisis, por ejemplo, las cooperativas perdieron en España 10 puntos menos de empleo que el resto de empresas. La razón, entre otras, es que las cooperativas no hacen expedientes de regulación de empleo y, evidentemente, no despiden a los socios. De hecho, en épocas de crisis, los socios pueden decidir bajarse el sueldo, flexibilizar e incluso reducir su jornada laboral, pero todos los socios conservan su empleo. En Balears había al acabar 2017 un total de 166 cooperativas con un incremento moderado. El nacimiento de nuevas cooperativas es el reto pendiente de Balears. Durante el pasado 2017 solo se constituyeron en Balears siete cooperativas, una más que en Canarias, que fue la comunidad con peores registros. En cambio, la Comunitat Valenciana (161) encabeza el registro de nuevas cooperativas, por delante de Andalucía (150), el País Vasco (136), Catalunya (132) y Murcia (106). “No hay tradición cooperativista en Balears con la excepción del sector agroalimetario. El ejemplo a seguir serían comunidades como Murcia, Navarra, el País Vasco o Catalunya. Creo que en Balears se desconocen las peculiaridades y beneficios del modelo cooperativo con lo que se crea inseguridad”, argumenta Riudavets.
“No es una obligación legal, pero es bueno conocer y apoyar los principios cooperativos, que siguen vigentes pese a que ya tienen 200 años de existencia. Es decir, hay que ser solidario, defensor del medio ambiente...”, explica.
Riudavets recuerda las caracterícticas de las cooperativas de trabajo asociado en las que cada persona tiene un voto y no puede ser ponderado. En cambio, en las agroalimentarias, el voto puede ser ponderado.
Las cooperativas priorizansiempre el mantenimiento de los puestos de trabajo, aunque pueden también repartir dividendos. “Es habitual reinvertir los beneficios en la propia empresa, pero claro que se pueden repartir dividendos, siempre en función del trabajo realizado. A horarios iguales, aunque el sueldo sea diferente, el dividendo será el mismo. De todas formas, como las cooperativas pueden autogestionarse puede decidirse otra forma de reparto de dividendos en los estatutos o en el régimen interno”, asegura.
Riudavets defiende el modelo cooperativo con convicción y seguridad. “Crear una cooperativa supone un compromiso. Además, tiene toda una serie de ventajas fiscales. Los socios también pueden escoger entre el régimen de la Seguridad Social o cotizar como autónomos. Se puede elegir, pero todos los socios han de optar por la misma opción”, indica.
AYUDAS DEL GOVERN. El Govern balear ha recuperado las ayudas a las estructuras organizativas de las cooperativas, desaparecidas durante la anterior legislatura. Asimismo, ha convocado en 2018 tres programas de ayudas. El primero está destinado a fomentar la incorporación de socios en cooperativas. Los destinatarios son las personas ocupadas inscritas en demanda de ocupación y los trabajadores vinculados a la empresa solicitante mediante un contrato laboral de carácter temporal. Las cuantías oscilan entre los 4.000 euros por la incorporación de un hombre; 5.000 para un hombre menor de 30 años; 6.000 para una mujer; 6.000 para hombres de 45 años o más; 6.000 para personas en paro de larga duración (un año o más); 8.000 para personas en situación de exclusión social; y 10.000 euros para personas con discapacidad. Además, las personas víctimas de violencia de género tendrán un incremento de 500 euros para cualquiera de las situaciones anteriores. Estas cantidades son para incorporaciones a jornada completa.
El segundo programa subvenciona las cuotas de la Seguridad Social de las personas perceptoras de la prestación por desocupación en la modalidad de pago único que se incorporen como socios de trabajo en cooperativas. Si la persona causa alta en régimen de autónomo se subvenciona el 50% de la cuota, calculada sobre la base mínima de cotización. Si causa alta en el régimen general se subvenciona el 100% de la aportación del trabajador en las cotizaciones.
El tercer programa está destinado a la inversión en nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones. Las inversiones que pueden ser objeto de subvención son los gastos de desarrollo e implantación de páginas web o de un programa de gestión.
Riudavets valora también que el Govern haya invitado a las cooperativas a tener presencia en la mesa de diálogo social, aunque reclama que puedan participar en un futuro como una patronal más. De igual manera, considera vital que se haya reactivado el consell de cooperativismo.
Es habitual confundir las sociedades laborales con las cooperativas. En una sociedad laboral, los trabajadores tienen un porcentaje de la empresa y puede existir un socio capitalista.