¿Cómo está la salud del calzado en Menorca?
Seguimos gozando de una excelente imagen ante el cliente por el buen producto que somos capaces de fabricar, ya que una de nuestras grandes fortalezas es la cultura de zapato que pervive en nuestra sociedad. Gente que conoce bien su oficio, que tiene gusto y que es capaz de responder ante el consumidor.
Pero le he oído afirmar sobre la evolución del mercado que ahora mismo está átono…
El consumo está plano y no hay un despunte que nos permita decir otra cosa salvo que el producto low cost y la venta online son los caballos de batalla. Nuestra recomendación es seguir apostando por mucha calidad y un producto que se diferencie del resto, sin perder de vista el esfuerzo por adaptarse a la nueva realidad.
¿Cómo van las abarcas?
Las abarcas viven un momento de eclosión desde hace cinco o seis años porque han dejado de comercializarse únicamente en Menorca para expandirse por medio mundo. Mientras los fabricantes de zapato de señora mantenemos una evolución en ventas sin altibajos, los que se dedican a la abarca van creciendo a cada ejercicio.
¿Están preocupados por las imitaciones?
El sello de garantía de calidad Avarca de Menorca tiene que ayudarnos a poder dormir tranquilos aunque es verdad que hay quien siempre actúa fuera de la legalidad. Lo más importante es que sigamos manteniendo los máximos estándares de calidad de abarcas para que sea reconocible por el consumidor.
¿Siguen siendo estratégicas las ferias?
Siguen cumpliendo una función y este año tengo que decir que los fabricantes volvimos a casa optimistas porque desde el ICEX se facilitó a los compradores nacionales e internacionales poder acudir, y ello se transformó en compras. Sin embargo, lo que tengo claro es que se debe cambiar el formato de feria porque tiene que dejar de convertirse en una estructura difícil de digerir para los expositores, donde cuesta ver el retorno. En el pasado servían para ejercitar la relaciones públicas, pero ahora uno tiene que volver a casa con ventas. La próxima feria ya no será en Ifema sino en otra ubicación con un planteamiento innovador.
¿Fue muy severa la crisis para el calzado de Menorca?
Hemos sufrido como otros sectores y lamentablemente se cerraron fábricas y negocios. En este sentido, la plantilla de trabajadores puede haber descendido un 15%, ya que se ha podido reubicar a la mayoría de personas.
¿En qué se han concretado las ayudas del Govern balear al calzado?
El desarrollo del Plan Industrial ha sido beneficioso. Nos ha permitido recibir ayudas enfocadas a la formación dual gracias a la cual hemos dispuesto de 20 alumnos en proceso de formación que han hecho trabajo en las fábricas. Por el otro, hemos recibido ayudas para poder invertir en maquinaria y en asistencia a ferias.
¿Y desde el Consell Insular?
Mantenemos un convenio que vamos renovando periódicamente y nos ayuda en la inversión en publicidad para dar a conocer el calzado de Menorca en revistas especializadas.
¿Sigue siendo un reto fabricar en Menorca o es un valor añadido?
Ante todo es una heroicidad estar fabricando en un territorio donde se importan las materias primas y el flete marítimo supone un coste muy elevado.