Con estos reconocimientos se pone de relieve que en Balears, además de buenos empresarios hoteleros, también existen buenos empresarios en otros sectores, como en la ingeniería o las nuevas tecnologías. Ahora bien, si algo tienen diferentes estas dos empresas y la cementera Cemex es la capacidad de poder vender fueras de las Islas y de España.
La imposibilidad obvia de no poder internacionalizarse, la subida de la luz, del combustible, anuncios de nuevos impuestos por parte del Ejecutivo, los famosos 'costes de insularidad', paralización de obras públicas por la cercanía de las elecciones autonómicas, etc., sean cuales sean las causas (más bien, la suma de ellas), el cierre de la multinacional mexicana es una mala noticia porque supone que muchos trabajadores directos e indirectos se queden sin trabajo.
Y no es una empresa turística, sino una industrial, de las pocas que quedan en Mallorca y que se suma a las del calzado, a las embotelladoras, a las de fabricación de muebles, etc., que poco a poco van desapareciendo de nuestro mapa.
Porque Mallorca sufre de una 'hiper-especialización' que gira alrededor del turismo (hoteles, restauración y comercio), empujada principalmente por pymes y autónomos, y en donde no hay un plan por parte de los agentes políticos y económicos que intente poner remedio a esta 'desindustrialización' que sufre, puesto que ya ha perdido más de la mitad de su industria en los últimos 15 años.
Las Islas son punteras y un referente mundial en el sector turístico, por lo que hay que seguir potenciándolo, pero además tenemos que ser capaces de desarrollar y mantener otros sectores compatibles con la preservación del territorio y con capacidad de creación de nuevos yacimientos de ocupación estable.