Realmente se trata de dos ejemplos de entornos que marcan una divergencia algo exagerada, pero es un claro ejemplo de la variedad de realidades existentes bajo un mismo concepto “países emergentes”.
Aunque para cualquier entorno geográfico o sector los buenos fondos de inversión pueden optimizar mucho, los ahorros de las familias en este caso se hacen imprescindibles: invertir en este tipo de bolsas (se podrían incluir aquí la renta fija emergente ya que tiene una dosis de riesgo muy elevada) requiere conocer factores económicos, políticos e incluso culturales muy distintos a los que estamos acostumbrados. Ello hace que sea más difícil para el pequeño inversor que, sin embargo, no tiene por qué renunciar a esta inversión que le provee de una mejor diversificación.
Cuando se habla de fondos de inversión emergentes se puede hablar de fondos globales que incluyan Asia (excluyendo Japón), Europa del Este, Iberoamérica y África; pero también los hay localizados por continentes (o zonas como las ‘BRIC' que invierten en Brasil, Rusia, India y China) e incluso fondos que lo hacen en un solo país. Hay opciones para todos los gustos.
Los más globales dejan a la elección del equipo gestor (las grandes gestoras de fondos tienen oficinas de gestión de fondos en varios países emergentes para estar más encima) qué riesgo país quieren asumir; ello beneficia al inversor de dos formas: (i) si la gestora es buena invertirá en los mejores activos y (ii) limita el riesgo de acontecimientos político-económicos que provoquen caídas bruscas e, incluso, cierres de bolsas, algo que no es tan infrecuente en este tipo de países.
Aprovechar las caídas de 2018 para diversificar en este tipo de inversiones debe ser tenido en cuenta, a pesar de las fuertes subidas de principios de año.
Habrá que seguir con atención la evolución de las bolsas de los países emergentes. Seguro.