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Estar conectado o no estar conectado, esta es la cuestión. Se perfila una sociedad sin contacto, con millones de ciudadanos obligatoriamente confrontados a un ordenador, una sociedad que avanza irremediablemente hacia la digitalización donde cada semana, un banco, una empresa, un multicines o servicio público anuncia la creación de un sistema que favorece lo que se conoce como desmaterialización de cualquier trámite, tal y como explica el periodista Julien Brygo.

No se nos permite vivir sin internet si queremos caer en una especie de situación de analfabetismo. Pero no solo hablamos de ocio sino de cuestiones que incluso afectan a una lesión de derechos al no poder cumplimentar un formulario que nos tiene que dar acceso a una ayuda, por ejemplo.

Y Menorca no será una excepción, no debe ser una excepción aunque en algunos lo aprovechen para ofrecer unas vacaciones sin wifi. En este sentido, reconforta saber que Menorca es la isla que tiene mejor cobertura de fibra óptica según el último informe del Ministerio de Economía y Empresa sobre “Datos particularizados de cobertura de banda ancha en Balears” relativo a 2018. Son datos positivos pero, como comprenderán, no de satisfacción plena.

Queda todavía un 25% de zonas sin cablear, sin acceso a la banda ancha. Incomprensiblemente, el caso antiguo de Ciutadella (lleno de hoteles de interior y futuros proyectos) y también una lista larga de urbanizaciones, que pese a no ser el fin del mundo, es como si lo fueran. Luego está la cobertura de banda ancha a velocidades más lentas en la que Menorca tiene por suerte desplegada la red wimax para urbanizaciones y zonas rurales sin cable, cubriendo el 90% del territorio.

Por otro lado están las redes móviles de 4G, que tampoco llegan a toda Menorca en su plenitud aunque los porcentajes estén por encima del 75%. Por no hablar de las habituales caídas veraniegas de conexión, a las que tampoco se da solución por acumulación de población. Todo este déficit de conectividad implica que los menorquines afrontan su día a día con unos cuantos peldaños menos de competitividad, y seguramente de irritabilidad, por aquel documento que no acaba de descargarse.

Parece que no pasa nada, la filosofía del poc a poc ejerce de antídoto, pero perdemos oportunidades para posicionarnos como sitio perfecto para vivir todo el año a un gran número de profesionales que podrían desarrollar su trabajo desde aquí. Creo que debemos mostrar un inconformismo para que la cobertura sea plena, no un regocijo de que estamos mejor que las otras islas.