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El cambio climático es el mayor problema ambiental al que nos enfrentamos en la actualidad. Es global, pero puede y debe ser atacado por cada empresa e institución de manera local en el ámbito de su actividad. El aeropuerto de Palma de Mallorca tiene la firme determinación de ser un aeropuerto con una actividad sostenible y respetuosa con su entorno.

Este compromiso está enmarcado en la Estrategia de Cambio Climático de AENA que se adhirió a la iniciativa NetZero 2050 en la pasada edición del Congreso Anual de ACI Europa. Con ello se persigue la neutralidad en carbono para 2050. Además del compromiso estratégico de AENA, cabe mencionar que el programa de huella de carbono se rige por referenciales internacionales como el programa Airport Carbon Acreditation (ACA).

En el aeropuerto, la huella de carbono pretende reflejar las toneladas de emisiones de CO2 equivalentes generadas por efecto directo o indirecto de la actividad aeroportuaria. Esto es, las emisiones producidas por el consumo de gas de las calderas, el de energía eléctrica para la propia actividad aeroportuaria, el de combustible de los vehículos, el de los grupos electrógenos y el consumido en las prácticas de fuego real que realizan los bomberos del aeropuerto en su formación. A todo lo anterior hay que sumar la emisión de gases refrigerantes.

El programa ACA consta de cuatro niveles: el nivel 1 de medición, el nivel 2 de reducción, el nivel 3 de pptimización, involucrando a terceros, y el nivel 4 de ser carbono neutral. Nuestro aeropuerto consiguió el nivel 1 hace más de un lustro, en 2013. En 2017 se obtuvo el nivel 2, en el que se exige tener un exhaustivo registro de las emisiones de CO2 y aplicar medidas para conseguir una reducción de emisiones de CO2 por pasajero. Ya se ha conseguido reducir este ratio en un 33%, pasando de 1,02 a 0,68 en 5 años.

Para afrontar este reto hemos desplegado una estrategia que incluye la compra de energía procedente de fuentes renovables, que en 2018 ha supuesto un 40% de la energía eléctrica consumida, y en 2020 supondrá un 60%. En referencia a energías renovables hay planificada la instalación de una planta solar fotovoltaica de 1,3 MW de potencia. También se aplican medidas de eficiencia energética como la sustitución de sistemas de iluminación por tecnología LED y actuaciones de optimización del aislamiento térmico, con el correspondiente ahorro de energía.

Asimismo se ha implementado el sistema de gestión operativa A-CDM, que consigue optimizar la logística de la aeronave en tierra y de los vehículos que la asisten. Ello supone menores desplazamientos, y un considerable ahorro de combustible.

Además hemos involucrado a los agentes de handling incluyendo en sus contratos una reducción del 20% de sus emisiones y el incremento de la flota de sus vehículos eléctricos, que ha sido de un 36% en los dos últimos años.

Existe un fuerte compromiso de AENA y del aeropuerto, plasmado en su estrategia de abordar el problema climático, no solo llevando a cabo las medidas necesarias para que su actividad sea neutra en carbono, sino involucrando al resto de actores aeroportuarios, de manera que se consiga el objetivo de tener en un futuro próximo una aviación más sostenible.