También es frecuente oír la siguiente afirmación: “En año electoral Wall Street siempre sube”. Como en 2020 se celebran elecciones presidenciales, es buen momento para analizar esta estacionalidad (en esta sección se han estudiado otras como el verano o el final de año). Hay que decir que durante este siglo se han celebrado cinco procesos electorales, en dos de ellos las bolsas han bajado: en 2000 un 10,14% el S&P y un 36,84% el Nasdaq, mientras que en 2008 hicieron lo propio un 38,49% y un 41,89%, respectivamente. Sí subieron en 2004 (+8,99 y 10,44%); 2012 (+13,41 y 15,91%) y 2016 (+9,54 y +7,50%).
Aunque haya más años vencedores, el promedio es negativo: un descenso del 3,34% para S&P y un retroceso del 8,98% para el Nasdaq. También es cierto que los años 2000 y 2008 son el momento álgido de dos importantes crisis bursátiles: la explosión de la burbuja tecnológica y la crisis financiera, lo que puede distorsionar el resultado.
Mirando únicamente la estadística, los años electorales son malos para las bolsas. Sin embargo, sí son buenos los preelectorales: el promedio de rentabilidad para el S&P es (sin tener en cuenta 2019) un 9,74%, y para el Nasdaq un 35,64%.
Teniendo en cuenta que la media anualizada desde 1999 es un 5,13 y un 11,01% respectivamente, sí podemos concluir que el año preelectoral es muy bueno. De momento, este va en camino, así que se volvería a cumplir, quedando en el aire la evolución de 2020.
Como siempre, habrá que analizar resultados, entorno macro y situación técnica como si fuera un año más; mientras tanto, los soportes a vigilar son 3.025 y 2.600 para S&P y 8.000 y 6.900 para Nasdaq.
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